Opinión

Huir con un pedazo de templo en las manos

«En la vorágine del capital que obliga a juzgarnos como guerreros de 'Los juegos del hambre', va cayendo quien ya no puede más: los desahucios provocan suicidios, los despidos, la presión por convertirnos en una marca rentable provoca suicidios, la desatención de los nuestros: enfermos, mayores, niños…, adivinen, provoca suicidios».

Comentarios
  1. «SE NOS VIENE ENCIMA UNA AUTÉNTICA PANDEMIA DE ENFERMEDADES MENTALES» (Canarias Semanal)
    El Colegio Oficial de Médicos de Santa Cruz de Tenerife ha recordado que muchas organizaciones médicas vienen anunciando el incremento exponencial en las conductas suicidas, depresión, ansiedad, trastornos alimentarios y adicción a tecnologías, entre otras afecciones a la salud mental, que deben tenerse muy en cuenta y ser tratadas “cuanto antes”, por lo que se debe mejorar el conocimiento, planificación y adopción de medidas preventivas de la mano de los profesionales en los distintos ámbitos de la psiquiatría.
    Se trata – según los profesionales sanitarios – de una situación tan grave que la califican como «una nueva pandemia” tras la Covid-19».
    “Las patologías psiquiátricas se han exacerbado tras lo que hemos vivido, afectando a todos los rangos de edad de la población, y de manera preocupante en la etapa infanto-juvenil, que no solo afecta a los que los sufren, sino a sus familias”, explica el vicepresidente del COMTF y psiquiatra infanto-juvenil, Pedro Javier Rodríguez.
    “se debe poner en alerta y preparar al sistema sanitario para hacer frente a una demanda asistencial que no ha hecho sino incrementarse, poniendo a prueba a los profesionales de la salud en general y en especial a los especialistas en salud mental”.
    «Es importante – insisten – establecer en todos los servicios de Urgencias la atención psiquiátrica, dotada de un especialista en Psiquiatría, que puedan hacer frente, con una atención especializada de calidad, las posibles eventualidades que deban ser abordadas de manera urgente».
    Mal panorama tienen los enfermos de bajos recursos que padecen trastornos mentales cuando los gobiernos de sus comunidades están descuidando, arruinando y privatizando la Sanidad Pública.
    Hay una privatización “activa” de la provisión sanitaria, realizada por las administraciones con sus decisiones a través de conciertos, concesiones y otras fórmulas. También hay una privatización pasiva (o inducida) del aseguramiento; es decir, la compra de seguros médicos privados a causa de las deficiencias (generalmente, listas de espera) de la sanidad pública, relegando a un muy segundo plano las reformas que precisa el Servicio Canario de Salud.
    Para la Asociación para la Defensa de la Sanidad Pública de Canarias (ADSPC) la privatización inducida es, con mucho y de lejos, la más dañina y letal para la sanidad pública. Está causada por unas administraciones sanitarias que infrafinancian su sanidad y que carecen de voluntad política e instrumentos para gestionarla de forma que responda a las necesidades de la ciudadanía. Lo más peligroso de la privatización pasiva es que, por ser silenciosa, no causa alarma social. Carece de coste político para los gobiernos que empujan al aseguramiento médico privado a sectores de las «clases medias con recursos». La huida al seguro privado de un porcentaje alto de la población, es letal para la sostenibilidad social y política de la sanidad pública.

  2. El sistema estará, ójala sea así, en ruinas; pero morirá matando, el será el último en morir.
    Este sistema se nutre de la destrucción, de la muerte, de la codicia, es un sistema de chacales, o peor aún, pues las fieras sólo matan para cubrir sus necesidades.
    Las energías de destrucción, muerte, codicia. ect., lógicamente no son de felicidad ni de esperanza; muchas personas sensibles las recogen involuntariamente, las respiran y se ve envuelta en la depresión, en la apatía, en la desesperanza. Si a ésto le sumas la inhumanidad, llámale si quieres individualismo, que se ha enseñoreado de nuestro entorno y la falta de perspectivas, la verdad es que este no es mundo para personas sensibles.
    Yo fuí una persona depresiva en mi juventud, se instalaba la tristeza en mí sin entender por qué, no tener ganas de vivir es lo peor,
    y aún peor que quienes te rodean, te digan: «tú lo que tienes es mucho cuento», que no te entiendan o no te quieran entender.
    Por suerte con los años me hice fuerte, superé aquellas depresiones y entendí que habemos personas que recogemos mucho de lo que hay en el ambiente.
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    11.000 NIÑOS YEMENÍES MUERTOS O MUTILADOS EN LA GUERRA
    Otra guerra que no existe para los medios occidentales.
    Después de lanzar un llamamiento urgente de ayuda humanitaria para los niños en el Yemen devastado por la guerra, el Fondo Internacional de Emergencia para la Infancia de las Naciones Unidas publicó el lunes un informe que muestra que más de 11.000 jóvenes han resultado muertos o heridos en el conflicto respaldado por Estados Unidos.
    El verdadero número de muertes de niños probablemente sea mucho mayor, dijo la agencia, comúnmente conocida como UNICEF, ya que millones enfrentan hambre y enfermedades.
    «Miles de niños han perdido la vida, cientos de miles más siguen en riesgo de muerte por enfermedades prevenibles o hambre», dijo la directora ejecutiva de Unicef, Catherine Russell , en un comunicado.
    Aproximadamente 2,2 millones de jóvenes yemeníes enfrentan desnutrición aguda, dijo UNICEF, y una cuarta parte de esos niños tienen menos de cinco años. Con 10 millones de niños sin acceso a la atención médica debido a que las clínicas de salud se vieron obligadas a cerrar, la mayoría de los niños del país ahora corren un riesgo extremo de contraer sarampión y otras enfermedades prevenibles por vacunación, así como cólera.
    El Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo estimó un número mucho mayor de muertes entre los niños en Yemen hace más de un año, y dijo que para fines de 2021, se esperaba que 377,000 yemeníes hubieran muerto como resultado de la guerra, ya sea por ataques aéreos, hambre. , peligros asociados con el desplazamiento o la enfermedad. Se estima que el setenta por ciento de los muertos eran niños, dijo el PNUD en ese momento.
    «Así que en realidad son unos 263.000 niños muertos si contamos todas las muertes provocadas por la guerra».

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