Opinión

¿Desde cuándo las feministas hemos comprado el marco a la derecha punitivista y reaccionaria?

"A pesar de tanta experiencia, de las voces de las víctimas y sobrevivientes, no nos habíamos preparado para librar otra gran ofensiva, la que virulentamente está desplegando la propia cultura de la violación", analiza Bárbara Tardón.

Comentarios
  1. Desde siempre. El patriarcado que sabía que es a través de la mujer como mejor se puede extender el “legado” machista, ha procurado que la razón feminista quedara empañada por mil una formas disimuladas de realidad aparente. Si desde siempre han sido las “madres”, junto a la religión las mejores transmisoras de la represión y la alienación, pasando, entre muchas excusas, desde el recato a la pureza como límites imposibles de la libertad y la independencia, el marco político que le hace sitio es el conservadurismo reaccionario y totalitario que, no obstante, tiene nivel para encontrar formula de disimulada defensa en el que investirse de adalid. No solo penetran entre sus fieles con disimulada realidad sobe lo que las cosas son, como violencia machista por intrafamiliar, la represión como culpa en el anuncio “peperiano” del responsable de lo que sí ocurre, sino que, llegado el momento, pueden desencadenar desde la propaganda, debidamente financiada, un desplazamiento dimensional de la realidad hasta hacer parecer que lo insignificante y lo secundario parezca un gigantesco inconcebible, que lleve, entre otros, a muchas mujeres a mantener el marco “punitivista reaccionario”. No es difícil, ver entre tanta alma bella defendiendo a la mujer y condenando a sus violadores, como el patriarcado se vuelve a organizar contra las mujeres en nombre de las mujeres.

  2. Da igual lo que se diga y se explique, la respuesta del pensamiento reaccionario no es explicar sus razones por lógicas o absurdas que las crean y/o puedan parecer sino una negación absoluta del Otro que excreta la razón de cualquier argumentación posible (inclusoempleando calificaciones que no saben lo que significan). No se trata, pues, de que razones tienen para, como seres reflexivos, para apoyar o rechazar la posición del otro sino de borrar las de este o en su defecto al mismo sujeto que las soporta: esto es lo que explica que el final de muchos casos de machismo, cuando el otro (en este caso la otra que consideran de su propiedad y sin derecho a reivindicaciones) se resiste terminen en el asesinato como materialización de tal perspectiva.

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