Economía

Qatar da juego en el IBEX 35

Qatar Investment Authority, el Fondo Soberano de Inversión de Qatar, cuenta con participaciones accionariales en IAG, Inmobiliaria Colonial e Iberdrola.

Comentarios
  1. El fútbol contemporáneo — y, visto lo visto, todas aquellas actividades que alguna vez llamamos deporte — ha consagrado la derrota, no ya de la democracia — aunque sea liberal, que algo es algo — , sino de las ideas mismas de igualdad, libertad y, sobre todo, fraternidad.
    El «fútbol» y los «futbolistas» que están en Qatar son la expresión de un mundo donde los goles valen mucho; el placer de meterlos, vale mucho más; el todavía mayor placer de verlos meter, vale todavía más; pero, lo que de verdad tiene valor es la imagen de éxito con la cual las empresas trasnacionales del fútbol promocionan a modernos esclavos que se exhiben en vitrinas que le aseguren a sus dueños multimillonarias ganancias.
    Un informe elaborado por la consultora internacional Deloitte & Touche, asegura que el fútbol mueve todos los años más de 500.000 millones de dólares; aunque el dueño de los caballitos, Gianni Infantino — delante de alguien que le sabe al asunto de los negocios, Donald Trump, mientras le pedía convertir al fútbol en parte del «sueño americano» — , reconoció «apenas» un volumen de 200.000 millones.
    Unas pocas empresas — encubiertas como clubes deportivos y firmas de mercadeo — se han apoderado de la propiedad de la imagen no solo de los futbolistas mismos, sino de sus cuerpos, sus gestos, sus movimientos, sus deseos, sus escándalos. Esta es la época. Una economía imaginaria que manipula, multiplica, comercializa las imágenes — y ahora te las empaca en NFT, para que creas que tienes algo único — y un mercado capitalista que ha conseguido combinar y corromper el movimiento, la competición y la lucha en el campo de juego, que era patrimonio de todos; y compra y vende las imágenes deportivas que, alguna vez — por allá cuando todavía había deportistas y no contratados — , fueron depósito de la dignidad deportiva y humana.
    El resultado es ese gran negocio que los aficionados siguen llamando en todo el mundo por una singular homonimia, deporte.
    Lo peor del fútbol contemporáneo es que cada vez más, más gente, encuentra sumo gusto en eso — de los 8.000 millones de personas que somos en el planeta desde esta semana, se estima en 5.000 millones la audiencia esperada del Mundial de la FIFA en Qatar, aunque de la cifra se podrá descontar sin problemas mayores a los palestinos que Israel asesine en los próximos 28 días, los yemeníes que mueran bajo los bombardeos saudíes, algún polaco que resulte daño colateral del ejército ucraniano y los que, eventualmente, mueran de hambre en Eritrea.
    Lo peor es que resulte cada vez más apetecible, tan admirable, tan digna de imitación, la suerte de estos esclavos contemporáneos — y no la de los que fueron asesinados en la construcción de los estadios, como antes en la construcción de las pirámides egipcias o la muralla china, por cuyos albañiles se preguntó un día el sarcástico Bertolt Brecht.
    https://insurgente.org/dayron-roque-lazo-la-caida-del-reino-de-la-lealtad-humana-gramsci-el-futbol-y-el-mundial-de-qatar/

  2. Y a los talibanes en coordinación con EEUU. Qatar: un negocio para capos.

    Según 20 Minutos, los talibán ganaron millones de euros con la construcción de los estadios del Mundial.
    La subcontrata de maquinaria de construcción fue la vía de ingresos, según The Telegraph.
    El movimiento fundamentalista talibán ganó millones de euros durante la construcción de los estadios del Mundial de fútbol de Qatar, según afirma una investigación de diario británico The Telegraph, gracias a la subcontratación de equipos para el levantamiento de las instalaciones.
    Según responsables de la oficina política de los talibán en Doha, la capital de Qatar, el movimiento aprovechó dinero vinculado a las conversaciones de paz con EEUU y Naciones Unidas que tenían lugar en esta ciudad desde 2013 para “comprar y luego subcontratar maquinaria pesada para la infraestructura del torneo”.
    “Los talibán invirtieron mucho en la construcción de la Copa del Mundo y el torneo fue la gallina de los huevos de oro. Les pagaron millones”, según esta fuente del diario, que residió en la ciudad durante las negociaciones, finalmente frustradas cuando los talibán terminaron conquistando Afganistán por las armas en 2021.
    El dinero mencionado procedía de unos “estipendios” asignados a los integrantes de la oficina política talibán para vivir en el país y facilitar las negociaciones, que acabaron parcialmente destinados a la compra de este equipamiento para revenderlo posteriormente a un precio mucho mayor.
    “Algunos eran propietarios de entre seis y diez piezas de maquinaria pesada y ganaban hasta 11.000 euros por máquina al mes“, de acuerdo con esta fuente.
    Otras fuentes, antiguos diplomáticos afganos en Doha, han asegurado al diario que esta práctica “era un secreto a voces”. “La oficina política de los talibán estaban siendo bien pagada por el régimen de Qatar e invirtieron estos salarios en equipos de construcción para la Copa del Mundo“, añaden.
    El Gobierno de Qatar se ha limitado a comentar a ‘The Telegraph’ que “la oficina política (de los talibán) y sus actividades fueron coordinadas con Estados Unidos, que tenía plena visibilidad sobre todos los arreglos” y asegura que “todas las medidas adoptadas o los arreglos realizados cumplieron con las obligaciones de Qatar en virtud del derecho internacional y de las leyes y reglamentos pertinentes”.

  3. No está en el IBEX Juán Roig, miembro del Opus Dei, otro angelito benefactor de la humanidad.
    Explotación laboral. (El Salto)
    El método Mercadona que somete a 96.000 trabajadoras: silencio, sumisión y sectarismo.
    CGT Andalucía convocó una jornada de boicot al supermercado Mercadona el miércoles 16 de noviembre tras los últimos casos de acoso y abuso laboral.
    Según la propia compañía, “Mercadona es una empresa involucrada con los objetivos de la sociedad”.
    La falta de una postura crítica por parte de los medios de comunicación, la gran implantación en todo el territorio y una autorrepresentación amable por parte de la compañía hace que la sociedad tenga una visión positiva e inquebrantable de la empresa, hasta el punto de que está extendida la idea de que Mercadona es una de las empresas que mejor trata a sus empleados. Sin embargo, muchos testimonios nos aportan una realidad distinta a esta proyección.

    MERCADONA Y SAT ¿Quienes son los ladrones? pregunta Esther Vivas.
    Sacar de un supermercado nueve carros de la compra con productos alimentarios de primera necesidad sin pasar por caja para dárselo a quienes más lo necesitan parece ser constitutivo de delito; vulnerar derechos laborales, pagar un precio de miseria a los productores agrícolas y acabar con el campesinado local… queda impune ante la Ley.
    Hoy quien debería dar explicaciones frente a los jueces no son los sindicalistas del SAT con Juan Manuel Sánchez Gordillo a la cabeza, sino el propietario de Mercadona, Juan Roig, por las prácticas abusivas de Mercadona, que le han permitido amasar una de las principales fortunas del país, y ya de paso para dar explicaciones de los oscuros hilos que mueve tras las bambalinas de la política valenciana.
    La acción llevada a cabo por los sindicalistas del SAT puede ser ilegal, pero en el contexto de crisis aguda en el que nos encontramos es del todo legítima, mientras que precarizar las condiciones laborales puede ser, lamentablemente, legal pero no tiene nada de legítimo. Y cada vez son más las personas conscientes de ello. De aquí que frente la legitimidad y el apoyo a estas movilizaciones, la única opción del poder sea la represión y la criminalización. Solidaridad, pues, con aquellos que no se resignan y luchan.
    A pesar de que Mercadona ha buscado cultivar la imagen de una empresa familiar, preocupada por el bienestar de sus trabajadores y consumidores, al igual que las grandes cadenas del sector, destaca por imponer unas condiciones de trabajo abusivas y practica una política de gestión de la mano de obra que se basa en el mantenimiento de una presión constante a los trabajadores para asegurar su rendimiento. En el Estado español, una de las principales luchas sindicales contra una empresa de la gran distribución fue la mantenida en 2006 por los trabajadores de Mercadona en el Centro Logístico de Sant Sadurní d’Anoia. Además Mercadona ha tenido varias sentencias contrarias, por despidos improcedentes y acoso en el trabajo, durante los últimos años.

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