Sociedad

La lucha de la COPEL contra el Estado y la heroína

Desde 1977 hasta 1979, la COPEL batalló por el fin de las torturas dentro de las prisiones. 'Modelo 77', de Alberto Rodríguez, rememora cómo los presos sociales dieron a conocer su lucha al exterior.

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  1. HOMENAJE A CHATO GALANTE.
    Este veinticuatro de septiembre, en el Centro Cívico la Corrala de Madrid, nos reunimos un buen porcentaje del colectivo de “ingenieros- delincuentes” de todo el país, que es como nos definía nuestro querido “Chato”, para disfrutar juntos de su entrañable recuerdo.
    No digo nada nuevo si afirmo que quizás, “Chato”, fuera una de las personas que más fácilmente se hacían querer de manera inmediata por todo el mundo.
    Era un hombre, como otros , pocos, personajes extraordinarios de la cultura y la política de nuestro país que, tuvieras la tendencia que tuvieras, concitaba el consenso, gente como él o como Ramón Acín que era amigo hasta del obispo.
    Nos entristecimos juntos recordando su pérdida y alegrándonos por haberlo conocido.
    Por algún motivo, nos hacía falta juntarnos para expresar públicamente la suerte que tuvimos por saber de su existencia.
    Compañeros de los troskos, del felipe, sindicalistas de primera hora, ecologistas, ingenieros-delincuentes por ahora en libertad, también los que le acompañamos en sus últimos esfuerzos por acabar con la impunidad del franquismo, con Ceaqua como herramienta principal.
    Fue una reunión alegre en la que le sentimos presente en cada momento: en los discursos, en los 14 chatos distintos; con las emotivas fotos en las que siempre sonreía, haciendo el tonto con su resplandeciente tupé, siempre tan enamorado de Justa, tan amigo de sus amigos, tan buena gente.
    Por supuesto no pudo faltar la comida vegana (con el impagable apoyo del jamón ibérico, esta vez cortado por un vikingo) como le hubiera gustado (y a los demás, claro).
    Viejas canciones cantadas por todos y todas (con más intención que arte), coros maravillosos, violines excepcionales, vino (de Ribera, por supuesto), mucha cerveza y amistad… mucha amistad.
    Reencuentros, planes, los delincuentes certificados, tus compañeros que pasaron por la cárcel y sufrieron la represión por puro idealismo, por solidaridad, por empatía por la revolución, aun ahí al pie del cañón, siguiendo tus pasos.
    Porque eso nos ha dejado Chato: nada menos que la ilusión del que lucha hasta el último día.
    Con su ejemplo deja una herencia envidiable, cientos de ingenieros delincuentes que van a seguir teniéndolo siempre a su lado y que, con su inspiración, seguirán manteniendo las fuerzas luchando por construir un mundo nuevo; a pesar de la tortura, de la represión, con nuestra delincuencia, ingenieros de un mundo nuevo, seguiremos.
    Seguiremos Chato tus pasos a través de un recuerdo que para quienes te queremos es más una presencia. Aunque nunca conseguiremos igualar ni tu coraje ni tu fuerza,
    Siempre estás con nosotros.
    Así de profunda ha sido la huella que has dejado en este mundo.
    Gracias y ¡hasta siempre, compañero!
    ENRIQUE GÓMEZ (ARMHA/CEAQUA)

  2. ALFON FERNÁNDEZ. La cuestión del maltrato en las prisiones no es algo que haya desaparecido.
    Ayer fui al cine a ver «Modelo 77» y he de decir que me pareció brillante. Ahora bien, la película refleja fielmente un periodo de nuestra historia. Lo que me preocupa es que la gente crea que es un periodo vencido, que como sociedad no tenemos tareas pendientes al respecto.
    La cuestión penitenciaria en España no es un asunto del pasado, no es un conflicto resuelto. Como tantas otras cosas en este país, es un conflicto tapado a fuerza de garrote, de miedo y de silencio.
    Yo mismo he tenido que soportar como me pisaban mis pertenencias, mis fotos de familia, mis libros o mi ropa, durante los cacheos. Como lanzaban riéndose mi ropa interior al retrete para que luego tuviese que cogerla. He presenciado como golpeaban a presos, he soportado que me diesen manotazos en la cabeza por negarme a contestarle a un carcelero cuando me preguntaba si llevaba algo en los bolsillos. He sido testigo del trato vejatorio hacia presos y familiares día sí y día también durante los años que estuve encarcelado.
    En ocasiones escribimos la respectiva reclamación a quien correspondiese, más por desahogo y por sentir que nos quedaba algo de dignidad que por la efectividad que esos escritos tienen. He conocido y me han contado algunos compañeros historias de todo tipo, desde suicidios dudosos, palizas o violaciones a presas, hasta denuncias entre funcionarios porque algunos son los que meten la droga y los objetos prohibidos en las cárceles. Y es que, para ser justos, he de decir que existen carceleros que no olvidan que están tratando con seres humanos, que respetan como a cualquiera de sus iguales al preso y que no comulgan con las corruptelas y los abusos de sus compañeros.
    Todas estas historias las he conocido en estos años, en estas generaciones. No es un problema del pasado, es un problema del presente. Y si no hay revueltas y motines cada semana en las prisiones es porque hay miedo. Yo mismo lo he sentido. Porque a la mínima que asomas la cabeza para exigir lo que te corresponde como ser humano comienzan las amenazas, el acoso y el terror. No tiene por qué ser violencia. A mí por ejemplo en 2012 con 21 años el educador del módulo me amenazó con que me iban a enviar a Canarias, lejos de toda mi familia. Y ya os digo que lo hacen, vaya que si lo hacen…
    Con todo existen presos que resisten a día de hoy. Están aislados, dispersos e invisibilizados en las cárceles más remotas de España. Pero están. Y por eso también me he visto en la obligación de juntar estas letras. La cuestión penitenciaria en España no es un asunto del pasado, no es un conflicto resuelto. Como tantas otras cosas en este país, es un conflicto tapado a fuerza de garrote, de miedo y de silencio.
    Los presos siguen sufriendo trato vejatorio, siguen padeciendo el miedo a decir lo que piensan, a organizarse para exigir los derechos y la dignidad que todos merecemos. Y por mucho que no les veamos, por mucho que estén escondidos tras esos muros, una ingente masa de miles de hombres que nacieron con la cruz del proletariado a cuestas permanecen, día tras día, instante tras instante, viviendo rodeados de la miseria material y moral que encierran las prisiones del capitalismo….
    https://insurgente.org/alfon-fernandez-la-cuestion-del-maltrato-en-las-prisiones-no-es-algo-que-haya-desaparecido/

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