Unos 10.000 agentes de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado conforman el dispositivo de seguridad de la Cumbre de la OTAN en Madrid, considerado «el mayor despliegue policial de la historia de España». El objetivo es blindar la capital española durante los días 29 y 30 de junio ante la llegada de más de 40 líderes mundiales de los países que forman parte de la Alianza Atlántica, entre ellos, los presidentes de Estados Unidos, Reino Unido, Francia y Alemania.
La cita, que se celebrará en el recinto ferial de IFEMA, conmemora el 40º aniversario de la adhesión de España a la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), el 30 de mayo de 1982. Cuatro años después, la permanencia fue apoyada por la población española en un referéndum realizado durante el gobierno de Felipe González, quien protagonizó una de las mayores piruetas políticas de la historia para pasar del famoso «OTAN de entrada NO» al «Vota SÍ en interés de España».
Un nuevo Concepto Estratégico
La importancia de la Cumbre de Madrid radica en la aprobación de un nuevo Concepto Estratégico. Se trata del segundo documento más importante de la Alianza, solo por detrás del Tratado del Atlántico Norte con el que se constituyó la OTAN el 4 de abril de 1949 en Washington. El Concepto Estratégico marca el camino y las directrices políticas de la organización para los próximos años. En la actualidad, se encuentra vigente el aprobado en Lisboa en 2010.
Según explica el profesor titular de Derecho Administrativo en la Universidad Autónoma de Madrid Eduardo Melero, es poco probable que el nuevo Concepto Estratégico implique «un cambio profundo» en la tendencia de la Alianza en los últimos veinte años. Para Melero, el nuevo documento se centrará en cuatro cuestiones ya planteadas en los anteriores: «Una concepción amplia de la defensa, el intento de flexibilizar el sometimiento a la Carta de las Naciones Unidas, […] la ampliación del ámbito geográfico de la actuación de la OTAN más allá de lo que establece el Tratado del Atlántico Norte y el déficit democrático que se observa a nivel interno», explica en el último informe del Centre Delàs d’Estudis per la Pau.
Aunque el Concepto Estratégico es un documento político, no tiene consideración de tratado internacional, por lo que no puede modificar el contenido del Tratado del Atlántico Norte. Al menos, en la teoría. De acuerdo con el profesor Melero, el contenido de los dos últimos documentos –Washington, 1999 y Lisboa, 2010– «desborda la regulación» del tratado fundacional de la OTAN «y plantea problemas sobre el sometimiento pleno» de la Alianza a la Carta de las Naciones Unidas. Asimismo, denuncia,»se utiliza un lenguaje bastante ambiguo de manera que su contenido puede interpretarse en más de un sentido». Unas características que, parece, podrían repetirse en el nuevo documento que surja de la Cumbre de Madrid.
Según el artículo 5 del Tratado del Atlántico Norte, el ámbito geográfico de actuación de la OTAN, en el ejercicio del derecho de legítima defensa, se limita a Europa y a América de Norte. Sin embargo, los dos últimos Conceptos Estratégicos no establecían ningún límite, un hecho que dio alas a la participación de la Alianza en las guerras de Afganistán, Iraq o Libia. De esta forma, el Concepto Estratégico, interpreta Melero, «modifica en la práctica el contenido del Tratado del Atlántico Norte». Según el artículo 94 de la Constitución Española, la modificación de un tratado o convenio internacional de carácter militar requiere de la autorización previa de las Cortes Generales. Sin embargo, estas no participarán de la Cumbre de Madrid, donde se decidirá el nuevo documento, acentuando así el «déficit democrático» que impregna a la OTAN.
La «resiliencia» de la Alianza
«Seguramente, el nuevo Concepto Estratégico, en el actual contexto de guerra en Ucrania, insistirá en reforzar el vínculo entre Europa y Estados Unidos, nada de cerrar la OTAN o de independencia estratégica de Europa respecto de Estados Unidos», defiende Tica Font, experta en Economía de Defensa, en el citado informe. Además, actualizará el concepto de disuasión a la nueva coyuntura, ya que hasta ahora se basaba en tres capacidades: la nuclear, la convencional y los sistemas antimisiles: «La disuasión nuclear cobrará más importancia, a la vista de las nuevas inversiones rusas en misiles de corto alcance y alcance intermedio».
Amenazas o «retos sistémicos»
Para Font, el Concepto Estratégico que surja tras la Cumbre de Madrid también «defiminirá nuevas amenazas y quiénes son los adversarios» de la Alianza. Mientras Rusia será considerada «amenaza militar», la experta no cree, sin embargo, que se atrevan a clasificar a China como tal, sino que se referirán a la potencia asiática como «reto sistémico» o «desafío sistémico».
La «resiliencia» se convertirá también en un eje central del nuevo Concepto Estratégico ante guerras y conflictos de carácter híbrido: «Se tratará de mostrar al advesario que las estructuras sociales, psicológicas, cibernéticas o espaciales resisten a sus amenazas», explica Tica Font.
Sobre «la nueva deriva securitaria de la OTAN en relación con las migraciones», Ainhoa Ruiz Benedicto, doctora en Paz, conflictos y desarrollo por la Universitat Jaume I, considera que estas son abordadas como «una amenaza a la seguridad», se las considera ilegales y, por tanto, «un crimen»: «Las personas migrantes son señaladas como ‘sujetos de riesgo y sujetos en riesgo’, de manera que las operaciones militares entran a justificar su despliegue para fines de rescate, cuando esto es una obligación de cualquier embarcación si encuentra a otra en situación de socorro».
Para Ruiz Benedicto, sin embargo, la OTAN «se encuentra lejos de ser un instrumento generador de estabilidad y seguridad en contexto complejos». Asi lo demuestran, por ejemplo, los casos de Libia, Iraq o Afganistán, que han acabado con decenas de miles de muertos y millones de personas obligadas a desplazarse.