Economía

Matteo Pasquinelli: “Los algoritmos multiplican los trabajos precarios”

El filósofo conversó con la profesora Carmina Crusafon sobre cómo el trabajo digital ha transformado la organización de la fuerza de trabajo tal y como se la conocía hasta ahora

Comentarios
  1. YUVAL NOAH HARARI, historiador y filósofo:»Las grandes corporaciones quieren ‘hackear’ a la humanidad».
    «Tenemos al espía en la mano: el móvil… Ni tu madre te conoce mejor que el algoritmo. La tecnología devalúa al ser humano. Lo domestica»
    Necesitamos a los filósofos más que nunca porque muchas de las preguntas filosóficas, que antes eran puramente teóricas, ahora se han convertido en cuestiones de ingeniería práctica. Un coche autónomo debe tomar decisiones éticas. El famoso dilema de si atropellas a un niño o te estrellas contra un camión que viene de frente…
    La mayoría de la gente no se embarca en un viaje serio de autoexploración porque descubres muchas cosas que no te gustan sobre ti mismo. Pero, ahora, la tecnología nos está obligando a hacer esta búsqueda espiritual. Pagaremos caro si no la hacemos porque estamos inmersos en una carrera por ‘hackear’ a la humanidad en general y a ti en particular. Y debes hacer el esfuerzo de estar un paso por delante de tus competidores: de las grandes corporaciones, de los gobiernos. Para ganar, debes conocerte a ti mismo mejor que ellos a ti.
    Los ingenieros, a veces, pueden ser muy ingenuos o estar desinformados sobre las consecuencias de lo que hacen. Si dejas que una compañía o un ejército decida cómo rediseñar al ser humano, lo más probable es que potencien las cualidades que a ellos les vienen bien, como la productividad o la disciplina, y desprecien otras, como la sensibilidad y la compasión. Y el resultado será que tendremos gente muy inteligente y disciplinada, pero superficial y espiritualmente pobre. Y esto no va a mejorar al ser humano, sino a degradarlo.
    Estamos viendo como surgen nuevas maneras de organizar el mundo a través de la tecnología de vigilancia. Los chinos están probando herramientas para algo que podría convertirse en el peor sistema que ha existido jamás en la historia. Y, además, puede ser exportado a todo el mundo, como un pack. Incluso países que no tienen la tecnología para crear un sistema de vigilancia pueden comprarla a China. Así que el peligro es global. Lo mismo se puede decir del capitalismo de vigilancia que vemos en Estados Unidos y que también se exporta al resto del mundo. Espero que encontremos una tercera vía porque ambos sistemas son muy dañinos no solo para la supervivencia de la democracia, sino para los valores humanos y el desarrollo mismo de las personas.
    Es una cuestión de qué tipo de decisiones les dejamos a las máquinas. Y quién controla a estas. Por ejemplo, meto mi dinero en un fondo de pensiones, pero no quiero que ese dinero vaya a parar a empresas que contribuyan al cambio climático. No tengo tiempo para estar mirando dónde invierte ese fondo, pero la inteligencia artificial sí que puede. Me parece bien, porque me está ayudando a cumplir mis objetivos. El potencial para lo bueno está ahí y la tecnología puede mejorar la atención sanitaria, psicológica… El problema es que la mayoría de los datos que se recopilan de cada uno de nosotros se usan para manipularnos. Por ejemplo, se entrena al algoritmo para que identifique a jóvenes con baja autoestima y enviarles anuncios de dietas.
    Una de las elecciones más importantes a la hora de diseñar algoritmos es si se crean para que gobiernos y compañías vigilen a la gente o viceversa, para que nosotros los vigilemos. Hoy solo se hace en una dirección. Ellos saben mucho de nosotros y nosotros, casi nada de ellos….

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