Opinión

El sentido del mutuo auxilio, la izquierda y el caso de Pablo Iglesias

"En mis tiempos de militancia, si un compañero o una organización de izquierda era atacada o acosada, [...] reaccionábamos sin pensarlo", escribe Matías Escalera

Comentarios
  1. El debut de Pablo en política no fué precisamente para aplaudirle.
    A Pablo lo utilizó el sistema en su día para que se cargara a la izquierda que en aquellas elecciones tenía mejores perspectivas que nunca. Creo que Pablo no fué consciente de éllo. Su vanidad lo cegó.
    Apareció en escena diciendo más o menos a los «compañeros» de izquierda: ¡apartaros que no habéis hecho nada! ¿qué había hecho él?. Recogió la cosecha que otros venían sembrando durante décadas.
    Lo honesto y acertado, una vez quiso entrar en el «ruedo» político hubiera sido: compañeros, vengo a unirme a la lucha, ¡vamos!.
    Ahora bien, todo ésto se debería haber dejado a un lado y prestarle apoyo frente al acoso de enemigos comunes de la izquierda, incivilizados y «matones».
    Además la vida es una escuela y Pablo cambió para mejor.
    Si hay algo que hoy día le reprocharía sería su gran mansión. Hay que predicar con el ejemplo. No hagamos como los curas.

  2. ¡Ay Pablo! La izquierda no triunfa porque sigue anclada en el pasado, no se quiere dar cuenta que el marxismo, el leninismo, el trotskismo, el estalinismo, y todos los ismos que la acompañan ya son PASADO; en la era de Internet, la globalización, la robótica, la ciencia en auge, la informática y tantos y tantos avances acumulados en el último siglo, la política debe transformarse en eso que has dicho en tu escrito, EMPATÍA y añadiría, en fraternidad y en amor. La política del acoso y del «y tu más», no sirve, como no sirven las continuas referencias al pasado, derechas, izquierdas, anticapitalismo, anti monarquía, en definitiva toda RESISTENCIA al cambio, no sirven; el progreso es imposible de parar, como demuestra la historia, y por encima de todo lo que he expuesto anteriormente están las personas, deberían estarlo, pero seguimos emperrados en vencer, en vez de en convencer; el intelectualismo desmedido tampoco ayuda a progresar, es el amor el que impulsa la locomotora del progreso, una combinación de buenos sentimientos y avances científicos, la política está contaminada por los males del pasado, no somos capaces de soltar lastre, y así nos va; la izquierda y la derecha agonizan en un mar de lodos infectantes, egoísmos monstruosos, deseos de reconocimiento y otras evanescentes vanidades que nos consumen por dentro. El mundo exterior hay que cuidarlo, sí, pero morirá si no tenemos en cuenta al interior; ese «yo» a veces desconocido que nos impulsa a socorrer al necesitado y a dar lo mejor de nosotros mismos. Un abrazo. Siempre me has caído bien, y te deseo lo mejor de lo mejor.

  3. Se percibe » compañerismo extremo y parece que también tienen cuentas pendientes que saldar » en algunos de los comentarios . No es de extrañar que la ultraderechuza ejpañola y todo su entramado político/mediático se crezcan aún más viendo el espectáculo que ofrecen los que teóricamente son partidos de izquierda.
    Salud.

  4. Hola, compañeras y compañero que habéis comentado, hasta ahora el artículo. Claro que hay muchos casos en que esa falta de solidaria fraternidad se ha manifestado, demasiados; solo quería tomar uno muy evidente en el que el acoso fascista se ha expresado de un modo especialmente agresivo, a la vista de todos, en medio de un escaparate mediático; lo he tomado solo a modo de ejemplo de algo que hemos perdido y que nos está haciendo mucho mal. Lo noto, por ejemplo, también en los comentarios que nos «disparamos» entre nosotros, a veces, sin haber hecho siquiera el esfuerzo de entender lo que el otro ha querido decir.
    Y, en efecto, María Julia, el libro de Toni Domènech es una referencia obligada en este caso, pero en un artículo así, ya sabes, debes ser muy sintético y se te quedan muchas cosas en el tintero. Gracias, de verdad, por estar ahí, del otro lado dispuestas y dispuestos a dialogar con respeto.

  5. Bueno, es él que dejó su formación apenas le quitaron el escaño, y desde aquel momento ha empezado a criticarlo en entrevistas. Ex-responsable de organización de Podemos, habla como si nunca hubiera tenido responsabilidades. No es el único que fue condenado, y lo fue solo porqués era de UP. Aconsejado por su abogado procesista, ha roto todos los puentes con UP – no el revés – y su escaño aún está vacío. Me juego que se va a presentar en las próximas generales, en una candidatura canarista con un estilo entre Teresa y Rufián.

  6. Señalo otro hecho en el que queda patente la ausencia de fraternidad, de empatía, de acompañamiento, de ….: a Alberto Rodríguez, diputado de UP por Tenerife, lo dejaron tirado, más solo que la una los de su propia formación.

  7. Buen comentario, sería importante que al hablar de fraternidad en España recordaran también, además de Bloch y Bensaid, el gran libro de Toni Domènech que ahonda en las raíces no psicológicas sino políticas de su eclipse.

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