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‘La Marea’ y ‘El Salto’: así fue el directo de #Unidasfrentealodio

Antonio Maestre y Pablo Elorduy analizan la batalla contra la ultraderecha en un acto conjunto de 'La Marea' y 'El Salto'.

Comentarios
  1. Ni lo dudes Antonio de que las posiciones reaccionarias han ganado terreno; pero mucho terreno.
    La izquierda parece desaparecida y la derecha se mueve más que nunca y multiplica sus discursos cargados de sinrazón, mendacidad y cretinez por todas las vías de comunicación.
    La derecha tiene más poder porque el poder económico, la iglesia y su grey, los poderes del sistema, están con ella y lo que es peor: también el franquismo sociológico, enfermedad moral que arrastra este país. ¿Recordais como España (casi) entera lloraba la muerte de su dictador?
    La gangrena viene de la transición que fué un timo. No se hizo ni Verdad, ni Justicia ni Reparación, y nos hizo partir desde unos cimientos falsos, inservibles, que nos han llevado a la situación que vivimos hoy.
    Seguramente no se podía hacer otra cosa entonces; pero la gente que se dice de izquierdas no nos hable de la modélica transición.
    La bestia siempre ha estado ahí, un poco más agazapada, dirigiéndolo todo.
    Ahora que los vientos internacionales soplan a su favor, no por otra cosa que a base de ir aborregando con su publicidad consumista e insolidaria, como gota que no cesa, los cerebros de las nuevas generaciones que no saben de esfuerzos ni de luchas, se ha sacado la careta y incluso se permite presumir de su monstruosidad.
    Ya lo advertía Buenaventura Durruti: „Ningún gobierno lucha en contra del fascismo para destruirlo. Cuando la burguesía ve que el poder se les escapa de sus manos, alzan el fascismo para mantener sus privilegios.“

  2. «la soledad de quienes alzan la voz y escriben por los espacios libres de intolerancia frente a la extrema derecha es palpable. «Entiendo que mucha gente no esté dispuesta a hacerlo pero, al menos, no dejemos solas a las personas que sí lo hacen, no las dejemos a los pies de los caballos».

    Yo no os pienso dejar.
    Vivir en Madrid tiene que ser penoso. Yo no podría.
    Al final, mucha gente de izquierdas es posible que tengáis que dar gracias a Catalunya y a Euskadi dónde el francofascismo tiene poco que hacer y si no fuera por los inmigrantes de los años 50/60 que pararon sus relojes cuando se fueron del pueblo a trabajar en la industria no tendría nada que hacer.

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