Cultura

Un ramo de pasionarias

El historiador Diego Díaz publica una biografía que muestra hasta qué punto «hay muchas Dolores en la vida de Dolores Ibárruri».

Comentarios
  1. Ella creo yo es la que mejor se define a sí misma:
    «Pensé en ser religiosa y abandoné la fe. Quise ser maestra de niños y fui propagandista revolucionaria. Soñé en la felicidad y la vida me golpeó con dureza, en lo más íntimo, lo más entrañable. Creí en la victoria y sufrí con mi pueblo terribles derrotas».
    Por siempre gloriosa Dolores.
    En toda vida humana hay luces y sombras.
    Que me traigan ramos y ramos de Pasionarias. (y de todas las mujeres luchadoras mencionadas en el artículo)

  2. Aunque el fenómeno de los mitos no es la coincidencia de unas características personales que se ajustan a sus rasgos sino la circunstancia especifica que, el momento y el azar, hacen que estos encajen en un una representación simbólica que la gente asume como tal, puede que sí o que no, que Ibarruri tuviera esos rasgos; lo esencial es que los representó y asumió sus valores en la creencia de la gente. Algo abría que atravesó la apariencia y se transformo en relato, cosiendo adhesión y referencia. Justo esos efectos que el otro lado ha intentado desde entonces diluir en esa propaganda que no quiere saber nada de ellos y que están representado en el mito. La mujer del pueblo que se rebela contra el orden impuesto y, de esta manera, ofrece una esperanza a la gente a la que siempre se la roban. Con más o menos causa para representarlo, lo que cuenta es la verdad que el mito transporta y que se consolida en él, en la representación de encarnada del valor.

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