Crónicas | Internacional

El lavado mediático a la extrema derecha francesa y su ascenso en las encuestas

Los pronósticos otorgan a Marine Le Pen un 48% del voto en la segunda vuelta de las elecciones francesas de 2022.

Comentarios
  1. je suis partie de france a 27 ans je suis mariee a un francais avec qui je suis partie j ai donc cotisee a la securite sociale que 11 ans de 16 a 27 ans mon mari est retaite j ai maintenant 60 ans et je n ais plus le droit a la securite sociale du moins a la carte vitale je dois me faire soigner en france mais je n ai pas les moyen d avancer les frais de docteur et hospitalisation mon mari cotise a la CFE ou je suis moi aussi remboursee mais avec bien sur un decalage de 2 mois environ au prix bien sur fixe comme en france trouvez vous normale que francaise mere au foyer je ne peux pas avoir une carte vitale meme sur le compte de mon mari merci de votre reponse

  2. La izquierda lleva décadas negando el problema de la inmigración masiva, esquivando la cada vez más evidente importancia de la identidad cultural, mirando hacia otro lado ante la dificultad de que alguien cuyo espejo le dice a diario que su etnia es otra y que inegrarse en la cultura que le ha acogido supone olvidar buena parte de la suya original, porque así es la vida, todo cambio, toda evolución implica una pérdida; una izquierda que mientras se dedica a fomentar identidades absurdas como las aldeanas, o las idealistas basadas en cómo se siente una según el día para definir su género; una izquierda que para más inri ahora está empezando a tratar despectivamente al marxismo revolucionario con el adjetivo «obrerista» como si primar los problemas de los trabajadores y trabajadoras, o sea, la inmensa mayoría de la población, por mucho que quien trabaja en una oficina y cobra un salario aceptable piense estúpidamente que no es clase obrera, fuese algo «viejuno», rancio.
    En definitiva: con una «izquierda» que se ha vuelto facha, «izquierda» de partidos y políticos que tienen las gónadas de definirse como socialistas y hasta ¡comunistas!, y que comparten las líneas maestras del programa de P. Demócrata estadounidense, con una «izquierda» así, lo raro es que Le Pen no lleve 10 años gobernando Francia. En muchos barrios obreros su partido lleva años siendo primera fuerza, quien antaño votaba comunista hoy vota el social-liberalismo identitario este raro de RN.
    ¡Normal! Normal que a cada vez más franceses les importe un bledo la agenda oculta, y no tan oculta, de la ultraderecha, si ven que la pseudoizquierda de izquierda no tiene nada, se dedica a gastarse el dinero en gilip*lleces que afectan al 1% de la población. Normal que prefieran un gobierno ultraliberal con tintes neofascistas y engañabobos de corte social para que el obrero no proteste, que por lo menos promete que va a acabar con los ghettos, con la delincuencia, con el reemplazo poblacional, con las «paguitas», etc, etc.
    Y ya sabéis: cuando las barbas de tu vecino veas pelar… Vox no se atreve a soltarse el pelo y sigue moderándose para parece un PP 2.0, pero líderes como Smith vienen del falangismo y algunos de sus líderes locales y regionales vienen de engendros como España 2000, como sigan creciendo se irán «engorilando» y tendremos un RN español. Entonces sí que nos echaremos las manos a la cabeza de verdad.
    Y la culpa solo será de la «izquierda» española por vivir en su mundo de fantasía en lugar de atender a las demandas reales de la clase obrera, de la gente que vive en los barrios donde se sufren los efectos de una inmigración que hace mucho que ha superado el número en que era posible integrarla, de la gente que ve cómo su vecino boliviano tiene a sus 4 hijos en la guarde o en el comedor escolar gratis mientras ella paga 300 € en una guarde privada por no querer parir como una coneja mientras no mejore su situación económica y laboral. Parafraseando a Anguita: Hijos míos, tendréis lo que os merecéis. El problema es que lo sufriremos todos…

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