Ortega Smith, a favor de que la tierra fuera “propiedad de los trabajadores” en una revista de Falange en 1991

La estrategia de trilero del fascismo de siempre: decirle al obrero que ellos, los fascistas, van a hacer la revolución, no sea que el obrero se haga comunista, pero luego, a seguir defendiendo a la Iglesia, la nobleza y la aristocracia y por supuesto al patrón, y para hacer un poco el paripé, pues se dirige un poco la economía para que parezca que el capital está trabajando para el interés general de la nación, auqnue sea mentira.
Claro, como fascista avispado que es Smith (bastante más que la mayoría de sus oponentes dialécticos, por cierto, que se los suele merendar en casi todas las confrontaciones, por desgracia y para vergüenza de los «intelectuales» de izquierdas), sabe que ese cuento ya no cuela, que ya hemos visto cómo los falangistas asesinaban obreros en manifestaciones por los derechos laborales en los años 30 y dirigían represalias contra los perdedores de la Guerra Civil, y nadie se cree lo del supuesto «izquierdismo» fascista. Así que se ha quitado la careta y mostrado el rostro que todo fascista tiene en realidad; el del capitalista más rancio y conservador.

Pero esto «es como todo»: un partido no gana apoyos si no es porque su nuevo público se ha visto decepcionado por quienes en verdad sí estaban de su lado y se suponía que tenían que trabajar por favorecer su emancipación como clase, así que como la izquierda del sistema de dedica a gilipolleces buenistas y delirantes en vez de a emprender el desmantelamiento del capitalismo, no sería de extrañan que esa vieja estafa fascista quizá empezase a ganar credibilidad por parte de esa clase obrera decepcionada con ese PSOE «millenial» que es Podemos. El tiempo lo dirá.