Política

“Hay que dejar de enfrentar monarquía-república como la cara y la cruz de la misma realidad”

Pura Sánchez, investigadora y autora de libros como Individuas de dudosa moral, es vicepresidenta del Ateneo Republicano de Andalucía.

Comentarios
  1. Apreciada señora Olivia Carballar.
    Ignoro si usted leerá este comentario, pero no dispongo de otra vía para hacerle llegar mi opinión.
    He leído con gran interés su artículo sobre el estado de la cuestión de una futura república en España, coincido en casi todo con su diagnóstico.
    Una gran parte de las dificultades y conflictos se plantean en otros niveles relacionados con los que usted aborda, y que necesitarían de algo más que un artículo para analizarlos.
    El aspecto que más conozco, que ilustra mi observación anterior, y sobre el que escribo mi comentario, es la valoración del papel que usted adjudica a Cataluña, el territorio en que vivo.
    Para que valore el sentido de mi comentario le apunto cuatro rasgos de mi situación: soy de origen andaluz, me instalé en Cataluña en 1980, mi mujer es catalana del tipo «ocho apellidos», mi situación se haya en ese grupo que el Centre d’Estudis d’Opinió de la Generalitat califica en sus rutinarias encuestas de «sentiment de pertinença» como «se siente tan catalán como español».
    Hasta mi jubilación (en 2016) he trabajado de maestro de escuela pública en los barrios suburbiales de Badalona y Santa Coloma, tanto mi mujer como yo hemos practicado y sido impulsores activos del procedimiento de la inmersión lingüistica para que nuestro alumnado dominasen el catalán y el castellano, desde 1985 la mayoría de las asignaturas las impartía en catalán. Mi interés siempre ha sido que mi alumnado conociera y valorara los dos idiomas, lo que considero enriquecedor.
    Escribo lo anterior para que (asumido que es verdad por su parte) comprenda la posición desde la que me manifiesto, que no es la de una persona defensora del nacionalismo español; de hecho soy contrario a todos los nacionalismos (español, vasco, gallego, catalán, francés, inglés, etc…), aunque respeto a los que se siente nacionalistas; y participo en colectivos de personas en Cataluña que se nos consideramos «de izquierdas» y contrarias a los nacionalismos.
    Ignoro qué relación ha tenido usted con la sociedad catalana que, por cierto, es enormemente plural (como la sociedad del resto de España) y no se puede englobar en esa «Catalunya» que usted presenta como una realidad monolítica.
    Su planteamiento de que «en Catalunya, se piensa en una república como un instrumento de transformación social y política a la vez que como un acto de recuperación de la soberanía como pueblo» es profundamente erróneo, no sólo porque ese «pueblo» es, en realidad, una sociedad muy plural, sino porque los partidos que reivindican la «república catalana» (los neoconvergentes, ERC y la CUP) son los que, desde 1980 han aplicado activamente, o apoyado pasivamente, todas las medidas privatizadoras, desreguladoras y recortadoras que más han perjudicado a las clases subalternas de Cataluña.
    Podría ponerle numerosos ejemplos de ésto, pero me limitaré a dos: el nombramiento de Boi Ruiz, presidente de la patronal de la sanidad privada de Cataluña como «conseller» de sanidad por los neoconvergentes, lo que llevó a la mayor oleada privatizadora de España, equivalente a la del PP en la Comunidad de Madrid; y la presentación, por parte de ERC, hace unos meses, de la llamada «llei de serveis personals» que suponía poner en manos de un grupo empresas privadas un procedimiento de licitación para cubrir mediante contrato miles de cargos en la administración pública, desde sanidad a enseñanza, pasando por todos los departamentos. Es decir, otra vía de privatización.
    Esa es la «transformación social» que el bloque de partidos partidarios de la secesión aplica en aquellos ámbitos en que tiene competencias plenas. Puede imaginarse (y de hecho se comprobó en las jornadas de septiembre de 2017) lo que harían en una «república catalana».
    Es decir que la querencia republicana del bloque formado por los neoconvergentes en sus diversas formas, ERC y la CUP no tienen nada que ver con la «transformación social», ni con el resto de España, y sí tiene todo que ver con la construcción de un estado propio, separado de España, en que puedan aplicar las medidas neoliberales a todos los ámbitos de gobierno que aún no controlan. Existen multitud de pruebas esta voluntad en las que no entraré porque puede usted misma comprobarlo a poco que domine el idioma catalán.
    Disculpe la extensión de este comentario y tenga por seguro que no pretendo modificar sus convicciones, caso de que lo lea, sólo poner en su conocimiento unos hechos que usted puede contrastar por si misma. Gracias por su atención si lee hasta aquí.

  2. Entonces ; ¿ lo dejamos para el siglo que viene lo de seguir costeando,financiando y permitiéndo a una familia de crápulas que son el tapón que sigue impidiendo el progreso de este j*di* país? .
    Salud y paciencia con los miserables : » 0 » .

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