Internacional

El impacto del confinamiento para los líderes sociales colombianos

Las restricciones impuestas por el Gobierno de Iván Duque y por las propias comunidades para evitar la propagación del coronavirus agravan la violencia en Colombia. Los actores armados operan con facilidad, mientras que la seguridad de los líderes y defensores de derechos humanos resulta más difícil de garantizar

Punto de control a cargo del Resguardo Indígena de Canoas y Munchique Los Tigres en la vereda de San Pedro, en Santander de Quilichao (Víctor Hugo Bustos)

Alejandra Garzón y Dolores Mendo (Fragmentados)

07 julio 2020 Una lectura de 7 minutos

Colombia afronta su cuarto mes de confinamiento debido a la pandemia, y lo hace en medio de la escalada de violencia que comenzó hace dos años. El pasado mes de marzo la Misión de Verificación de la ONU en Colombia llamó la atención sobre la creciente inseguridad para los líderes y defensores de los derechos humanos y para los ex-combatientes de la guerrilla de las FARC-EP en el país.

En su informe trimestral, se hace hincapié en la situación de las comunidades rurales que sufren en su mayor parte la violencia de grupos armados ilegales. El Instituto de Estudios para el Desarrollo y la Paz (INDEPAZ), cifra en 138 los líderes y defensores asesinados en lo que va del año, junto a 25 ex-combatientes de las FARC-EP.

El país cuenta con más de 120.000 casos positivos de COVID-19 en 31 de los 32 departamentos, y alrededor de 4.100 fallecidos. La emergencia sanitaria decretada el 25 de marzo marcó un período con medidas excepcionales para evitar la saturación de los servicios hospitalarios. Una situación en medio de la que las agresiones a líderes sociales aumentaron un 10%, los homicidios un 53% y los desplazamientos un 5% entre enero y abril, según un informe de la Fundación Ideas para la Paz (FIP).

El confinamiento ha reforzado el control sobre el territorio y las comunidades. Laura Lorenzi, coordinadora de International Action for Peace (IAP), una organización internacional que hace acompañamiento a la construcción de paz en Colombia, sostiene que “las comunidades están totalmente expuestas a los actores armados ilegales, que actúan con total impunidad. Los asesinatos se incrementan cada día. Los líderes y lideresas están en sus casas y quién los está buscando sabe exactamente dónde están”.

Frente a este panorama, la protección de quienes están en mayor riesgo se ha complicado aún más. Helena Ruiz, acompañante internacional en terreno de IAP, explica que los grupos ilegales no están haciendo la cuarentena. Las amenazas siguen estando vigentes e incluso muchos líderes que tenían esquemas de la Unidad Nacional de Protección (UNP) los han perdido, puesto que hay muchos escoltas que han tenido que regresar a sus casas. Así, los defensores se han quedado en sus comunidades sin esquema de protección. El mayor número de casos de violencia se encuentra en el Cauca, Putumayo y Antioquia, según afirma el informe de la FIP.

Cauca, una de la regiones de mayor preocupación

En el departamento del Cauca, al suroeste de Colombia, la pandemia trajo consecuencias en todos los niveles. Allá el aislamiento se vive distinto y se agudiza por la confrontación armada que se intensificó desde hace al menos dos años. Según la revista Semana, en el Cauca hay al menos seis grandes estructuras armadas herederas de las FARC-EP. También opera el Clan del Golfo, herederos del paramilitarismo, y dos frentes de la guerrilla del ELN.

Clara Ávila Peña, indígena Nasa, investigadora comunitaria y activista feminista que se encuentra en Barcelona, afirma que en este departamento hay una reconfiguración de la violencia. “Esto se ha dado en la mayoría de los territorios y de las comunidades donde hay grandes disputas territoriales por el control de los recursos naturales, por el tema del narcotráfico. En el norte tenemos grandes hectáreas de caña [de azúcar], que ya pasó de ser un alimento a ser un combustible. Hay una mezcla de intereses donde prima el factor económico”.

De acuerdo con las investigaciones de la Fundación Paz y Reconciliación (PARES), el Cauca es el epicentro del recrudecimiento de violencia en contra de los liderazgos sociales. “La victimización ocurre en territorios altamente militarizados, sin control efectivo por parte de las Fuerzas Armadas y en una situación de pandemia que se cruza con la violencia”, se precisa en un informe de la Fundación. Además, el portavoz de la Oficina de la Alta Comisionada de la ONU para los Derechos Humanos advirtió que los enfrentamientos entre los grupos armados se han intensificado, incluso en los territorios indígenas.

“Se dice que se está en estado de emergencia por la pandemia, pero las comunidades siempre hemos estado en emergencia por estas situaciones de violencia. El gobierno no ha hecho nada para garantizar la vida de la gente y la presencia de la fuerza pública no es la solución. No puede seguir sucediendo que a 1 km o 500 mts de un retén de la policía maten o aparezcan muertos”, sostiene Clara Peña.

*Punto de control a cargo del Resguardo Indígena de Canoas y Munchique Los Tigres* *en la vereda de San Pedro, en Santander de Quilichao* (Víctor Hugo Bustos)

¿Qué está pasando con los programas de acompañamiento a los líderes?

Desde hace más de diez años organizaciones internacionales han participado en programas de protección temporal y de acompañamiento a líderes colombianos en riesgo. Ahora mismo, las circunstancias han hecho imposible que los líderes acogidos viajen y, que aquellos que se encontraban fuera puedan regresar, por lo que se han reformulado los programas de cara a la nueva situación.

Es el caso de IAP que permanece en Colombia con un equipo de 11 personas, entre voluntarios y coordinadores, y que según explica Helena Ruiz, acompañante en terreno, “ahora mismo, por el coronavirus, no estamos entrando en territorio. Lo que estamos haciendo es un acompañamiento telefónico para que de alguna forma ese acompañamiento internacional siga estando, y que las instituciones y la fuerza pública siga viendo que estamos pendientes”.

Laura Lorenzi, coordinadora de esta organización, cuenta que se debe pensar en la protección sanitaria de las comunidades, donde el acceso a la salud es complicado, y advierte que un brote en determinados territorios podría ser catastrófico. “Se trata de preservar el ingreso a las comunidades más remotas de todas las personas que vienen de las ciudades como medida de protección para no llevar el virus. Esperamos que dentro de un mes y medio se puedan reanudar los acompañamientos en terreno y que haya una apertura de fronteras que nos permita enviar a nuevas personas fuera”, asegura.

Soluciones frente a la pandemia y al aumento de la violencia

Durante los últimos meses, desde el inicio de la cuarentena, alrededor de 63.000 guardias indígenas vigilan las entradas a sus territorios. Clara Ávila cuenta que frente a la no respuesta oportuna y rápida del gobierno nacional, se decretó el cierre de las fronteras, como mecanismo de autocuidado y autoprotección. “Hay gente que necesita llevar comida a su familia. Esto generó ejercicios de solidaridad entre familias para aquellas que no tienen esas posibilidades. Se ayuda con una canasta de alimentos para poder decirles que se queden en casa y que, por lo menos, tengan qué comer”, cuenta Clara. Continúa explicando que también “se ha buscado fortalecer el sistema de salud propio intercultural”. Para acompañar las diferentes acciones, el Observatorio ADPI y Colectivo Maloka Colombia adelantan una iniciativa llamada En Minga Solidaria, mediante la cual se pide un apoyo económico solidario.

Los riesgos y amenazas por la evolución de la violencia en los territorios, sumado a los problemas surgidos de la pandemia, muestran la dificultad para garantizar la vida de los líderes sociales y defensores de derechos humanos. La continuidad del conflicto armado y las demoras en la implementación del Acuerdo de Paz hará necesaria la adopción de medidas urgentes para garantizar las vida de los defensores.

En este sentido, la Taula Catalana por la Paz y los Derechos Humanos en Colombia tomó la vocería para hacer un llamado ante el recrudecimiento del conflicto armado y el incremento de la crisis humanitaria en Colombia, y le exigió al gobierno del país “incluir dentro de las medidas de prevención que se toman en el marco de la crisis de salud por el COVID-19, un plan de contingencia para la protección individual y colectiva de los liderazgos sociales y comunidades”.

Hoy, en medio de la pandemia, y a pesar de que los ataques no cesen, se avanza en la búsqueda de soluciones. Sin embargo, comosostiene el comisionado de la verdad Carlos Beristain: “la protección de los líderes depende de la movilización colectiva y de que en Colombia se dé una manifestación de lo intolerable, como estamos viendo en muchos países por el homicidio de Floyd en Minneapolis”.

La situación actual plantea un reto mayúsculo. Una vez pase la cuarentena por el COVID-19, Colombia seguirá enfrentando una violencia que ya está instalada en los territorios y también continuarán los problemas ambientales ligados a la minería, la deforestación y los atentados a los oleoductos, que amenazan el trabajo y la vida de los líderes y defensores de derechos humanos.

Este reportaje ha sido elaborado en el marco del 4º Curso de Comunicación con Enfoque de Género y Derechos Humanos, herramientas para un periodismo humano del Institut de Drets Humans de Catalunya.

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Totalmente de acuerdo con el comentario de Pedro, una persona muy bien informada.
Desde los tiempos del nefasto presidente fascista al servicio del capitalismo yankee, Alvaro Uribe, han sido los paramilitares con el apoyo tácito del ejército que han masacrado de la manera más sádica y monstruosa a comunidades enteras, a cientos de campesinos y líderes y violado horrendamente a sus mujeres para obligarles a abandonar sus tierras codiciadas por grandes especuladores: multinacionales, madereras, minería, ect.
YA NO ES LA PRIMERA VEZ QUE LEO ALGUN ARTICULO EN LA MAREA DE ALGUN/A PERIODISTA QUE PARECEN CONTRATADOS POR EL CAPITAL PARA QUE MANIPULEN A SU FAVOR.
Llueve sobre mojado para los pueblos indígenas y pequeños campesinos del mundo. Si su lucha era la de David contra Goliat, ahora se suma la pandemia del covid19 a la que tienen que hacer frente con recursos muy limitados.
********************************
Mi nombre es Tuntiak Katan, pertenezco a la comunidad Shwar en Ecuador y represento a la Alianza Global de Comunidades Territoriales. Somos una plataforma internacional* de comunidades indígenas y locales, y habitamos los principales bosques tropicales del planeta.
Nuestras organizaciones protegen más de 400 millones de hectáreas de bosques. Es por eso que la gente nos reconoce como los Guardianes del Bosque. Garantizar que esos territorios estén protegidos y seguros no es una tarea fácil; constantemente nos enfrentamos a los asesinatos de nuestros líderes, las violaciones y la falta de reconocimiento de nuestros derechos sobre la tierra.
Este año también enfrentamos una nueva amenaza. La llegada del COVID-19 ha puesto a nuestras comunidades en alerta extrema debido al alza en los números de contagio, que hoy ya llega a 25.000 sólo en Brasil y la Amazonía. El virus ya ha afectado fuertemente a países con grandes recursos económicos, tecnología y comunicaciones. Ahora, imagina su impacto en comunidades aisladas, donde la conexión con los sistemas de salud regionales es deficiente y el acceso a artículos y tecnologías sanitarias es limitado.
Te preguntarás, ¿por qué el virus está llegando a comunidades tan distantes? Bueno, mientras todo el mundo está encerrado, los madereros ilegales, los mineros y otros invasores están aprovechando la oportunidad para escalar sus ataques. Nosotros hemos vivido en lugares remotos durante siglos, y nuestro sistema inmunológico tiene poca resistencia a las enfermedades extrañas. Esto significa que los invasores no solo están llegando para talar el bosque, sino que están trayendo la semilla de una enfermedad que podría causar la extinción de etnias enteras…
https://www.landrightsnow.org/indigenous-peoples-mobilise-to-curb-covid-19/

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Comentarios

Carmen C. dice:

24/07/2020 a las 19:10

Totalmente de acuerdo con el comentario de Pedro, una persona muy bien informada.
Desde los tiempos del nefasto presidente fascista al servicio del capitalismo yankee, Alvaro Uribe, han sido los paramilitares con el apoyo tácito del ejército que han masacrado de la manera más sádica y monstruosa a comunidades enteras, a cientos de campesinos y líderes y violado horrendamente a sus mujeres para obligarles a abandonar sus tierras codiciadas por grandes especuladores: multinacionales, madereras, minería, ect.
YA NO ES LA PRIMERA VEZ QUE LEO ALGUN ARTICULO EN LA MAREA DE ALGUN/A PERIODISTA QUE PARECEN CONTRATADOS POR EL CAPITAL PARA QUE MANIPULEN A SU FAVOR.
Llueve sobre mojado para los pueblos indígenas y pequeños campesinos del mundo. Si su lucha era la de David contra Goliat, ahora se suma la pandemia del covid19 a la que tienen que hacer frente con recursos muy limitados.
********************************
Mi nombre es Tuntiak Katan, pertenezco a la comunidad Shwar en Ecuador y represento a la Alianza Global de Comunidades Territoriales. Somos una plataforma internacional* de comunidades indígenas y locales, y habitamos los principales bosques tropicales del planeta.
Nuestras organizaciones protegen más de 400 millones de hectáreas de bosques. Es por eso que la gente nos reconoce como los Guardianes del Bosque. Garantizar que esos territorios estén protegidos y seguros no es una tarea fácil; constantemente nos enfrentamos a los asesinatos de nuestros líderes, las violaciones y la falta de reconocimiento de nuestros derechos sobre la tierra.
Este año también enfrentamos una nueva amenaza. La llegada del COVID-19 ha puesto a nuestras comunidades en alerta extrema debido al alza en los números de contagio, que hoy ya llega a 25.000 sólo en Brasil y la Amazonía. El virus ya ha afectado fuertemente a países con grandes recursos económicos, tecnología y comunicaciones. Ahora, imagina su impacto en comunidades aisladas, donde la conexión con los sistemas de salud regionales es deficiente y el acceso a artículos y tecnologías sanitarias es limitado.
Te preguntarás, ¿por qué el virus está llegando a comunidades tan distantes? Bueno, mientras todo el mundo está encerrado, los madereros ilegales, los mineros y otros invasores están aprovechando la oportunidad para escalar sus ataques. Nosotros hemos vivido en lugares remotos durante siglos, y nuestro sistema inmunológico tiene poca resistencia a las enfermedades extrañas. Esto significa que los invasores no solo están llegando para talar el bosque, sino que están trayendo la semilla de una enfermedad que podría causar la extinción de etnias enteras…
https://www.landrightsnow.org/indigenous-peoples-mobilise-to-curb-covid-19/

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Pedro Tostado Sánchez dice:

13/07/2020 a las 19:20

Me gustaria dejar muy claro que el 99% de los asesinatos los cometen grupos paramilitares que hacen el trabajo sucio del ejército. Una prueba de ello es que muchos de los asesinatos de los líderes sociales, campesinos e indígenas tienen lugar a escasa distancia, 300 o 500 metros de un retén del ejército y permanecen durante varias horas en la población hostigando a los ciudadanos cometiendo sus asesinatos, etc. etc. sin que intervengan las fuerzas armadas aunque sean avisadas por los propios campesinos. Hablar de grupos armados ilegales en general es liberar al gobierno colombiano de la responsabilidad cuando han sido ellos, en distintos momentos, los creadores de los grupos paramilitares con dos objetivos fundamentales: 1_ ir eliminando a sus opositores políticos y sociales; 2- Desplazar a los campesinos de sus tierras para que puedan apoderarse las multinacionales de las mismas. Pedro Tostado

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