Opinión

Vida en la ciudad

"Hay tiempo para un último movimiento: una sacudida agónica que nos recuerde dónde estaba el límite de lo intolerable, de lo inhóspito, de lo ruin", reflexiona la autora.

Comentarios
  1. Concentración 16 noviembre, 14 horas, junto a la Puerta del Perdón en Sevilla por la recuperación del Patio de los Naranjos inmatriculado por el arzobispado. (Coordinadora Recuperando)
    La Archidiócesis de Sevilla se inmatriculó en febrero 2010 el Patio de los Naranjos y la Giralda.
    La Catedral, la Giralda y el Patio de los Naranjos no son de la jerarquía de la Iglesia, son patrimonio común y bienes culturales de todos y todas.

  2. Pobres ciudades y sociedades las «gobernadas» por la derecha (el brazo político del capital).
    (Y, como dicen mis paisanos de «Adebán» aún hay curros que les votan, ¿Estamos tontos u quééé´?): https://www.youtube.com/watch?v=i5svbSGmNoc
    Zaragoza ha pasado de tener uno de los ayuntamientos más progresistas del país a uno de los más autoritarios, retrógrados; pero sobre todo «comprometidos» con el cambio climático.
    «Ayuntamiento de Zaragoza: 400.000 euros en luces de Navidad tras recortar 1,8 millones a los colegios públicos y 1,6 al cambio climático.
    El Ayuntamiento de Zaragoza (PP y Ciudadanos con el apoyo de Vox) ha iniciado la instalación de la iluminación navideña. En ella invierten 400.000 euros (en 2018 –con Zaragoza en Común en el Gobierno– fueron 100.000). Y ya han anunciado que serán 700.000 en 2020. El dispendio llega después de que hayan metido la tijera hasta el fondo en partidas como la mejora de los colegios públicos, la lucha contra el cambio climático o la inserción laboral.
    https://arainfo.org/ayuntamiento-de-zaragoza-400-000-euros-en-luces-de-navidad-tras-recortar-18-millones-a-los-colegios-publicos-y-16-al-cambio-climatico/

    Para reflexionar:
    «Según lo entiendo, lo que diferencia el movimiento de la circulación es la voluntad, el deseo de cambiar de posición (de país, trabajo, casa o vida). El movimiento es anhelo, es avance y no huida; la circulación forzosa es inercia económica. Circular constantemente nos impide movernos. Siguiendo esta dinámica, habría dos formas de estar en las ciudades: como habitantes, transformándolas y dejando que nos transformen, o como consumidores y espectadores en un gran centro comercial, recorriendo los pasillos sin dejar ningún rastro perdurable en las personas y espacios de nuestra vida cotidiana. ¿Qué ciudad queremos para qué ciudadanía?»

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