Teresa Ribera, exsecretaria de Estado de Cambio Climático, será la nueva ministra de Transición Energética y Medio Ambiente. Con este primer movimiento se logrará unificar las áreas de medio ambiente, energía y cambio climático, repartidas en dos en la pasada legislatura: Energía (Álvaro Nadal) y Agricultura (Isabel García Tejerina). Este gesto ha sido muy bien recibido por asociaciones y personas expertas en la materia. Jorge Morales de Labra, ingeniero industrial especializado en el sector eléctrico español, considera acertado que se junten los tres bloques. En la misma línea se expresa Marta Victoria Pérez, ingeniera aeronáutica y doctora en Energía Solar, quien ve en ello un paso fundamental “si uno de verdad quiere llevar a cabo una lucha decidida contra el cambio climático”. Con esta fusión, señala que será posible “desarrollar políticas coordinadas y efectivas”.
Ribera se encontraba en excedencia del Cuerpo Superior de Administradores Civiles del Estado. Licenciada en Derecho y diplomada en Derecho Constitucional y Ciencia Política, los últimos años ha estado ligada a la dirección del Instituto de Desarrollo Sostenible y Relaciones Internacionales (IDDRI), con sede en París. Su figura ha logrado algo muy complicado y es generar en términos generales gran consenso. Calificada como una mujer con gran sensibilidad ambiental y defensora pública de la causa, tiene ante sí muchos frentes abiertos del anterior inquilino del ministerio. Entre sus principales retos destaca sacar adelante la nueva Ley de Transición Energética. Su redacción lleva tiempo atascada y es fundamental para que España cumpla los compromisos adquiridos en el Acuerdo de París, que establecía reducir las emisiones de gases invernadero un 40% para el año 2030 e impulsar las energías renovables.
Desde Ecologistas en Acción creen que esta ley es la que marcará los criterios y dinámicas de la ministra. Para su coordinador, Paco Segura, su solo nombramiento ya supone un gran cambio frente a Álvaro Nadal, “quien estaba a favor de las grandes empresas, y en contra del autoconsumo y las renovables”. Aunque recuerdan las discrepancias con ella en el pasado, ven ahora más avanzadas sus posiciones.
Esas diferencias a las que se refieren vienen de octubre de 2009. En aquella época, la entonces secretaria de Estado de Cambio Climático en el último Gobierno de José Luis Zapatero firmó la Declaración de Impacto Ambiental (DIA) que permitió sacar adelante el almacén de gas Castor, la construcción que acabó provocando cientos de terremotos en la zona de Castellón. El Estado se vio obligado a cesar su actividad, teniendo además que indemnizar a la empresa propietaria -vinculada a ACS-. Aquello se saldó con una querella para la ahora ministra por prevaricación, aunque finalmente fue archivada.
El coordinador de la confederación ecologista también destaca los repartos de derechos de emisión a grandes empresas contaminantes siendo Ribera la responsable entonces de dichas concesiones de créditos que, considera, fueron “muy generosas”. Con su nuevo puesto esperan que cambie de postura y las condiciones sean mucho más duras.
En un comunicado, Greenpeace también ha hecho hincapié en la necesidad de la Ley de Transición Energética. Del mismo modo, la organización ve con Ribera “la oportunidad de devolver a España el liderazgo en la transición energética, impulsando la participación de la sociedad para sustituir por energías renovables, las energías fósiles y la vieja e insegura energía nuclear”.
Las opiniones desde la izquierda política también han sido optimistas en estas primeras horas. Juantxo López de Uralde, coportavoz de EQUO y diputado por Unidos Podemos – En comú Podem, valora positivamente su elección y espera que sea el cambio climático “quien dictamine las políticas y marque el proceso de transición energética”. Aunque avisa: “Estaremos vigilantes para que no sea el oligopolio energético quien acabe dominando la política de cambio climático sino al revés».
También desde el sector neoliberal ven con buenos ojos su nombramiento. Daniel Lacalle, doctor en Economía de corte liberal, declara que ve en ella una figura moderada, “en la línea de la Unión Europea y los reguladores europeos”. Confía en que seguirá la misma senda que países “como Italia, Francia o Alemania”.
Su primera prueba la tendrá el próximo lunes en Luxemburgo. Allí, el Consejo adoptará una orientación general sobre el Reglamento (refundido) de la Agencia de Cooperación de los Reguladores de la Energía de la UE. Por su parte, la Presidencia informará a los ministros de Energía acerca de los avances en las negociaciones en torno a eficiencia energética, renovables y gobernanza. Dichas iniciativas se encuentran actualmente en proceso de negociación entre el Consejo y el Parlamento Europeo.
Lograr hacer lo máximo posible con un tiempo limitado. El ingeniero industrial Labra cree que la dirigente tiene poco margen de actuación para conseguir grandes cambios debido a lo mucho que pueden extenderse los periodos de tramitación de las leyes. Por ello, ve importante centrarse en medidas ya en marcha, como la derogación del impuesto al Sol, así como potenciar el autoconsumo o enmendar una de las últimas propuestas de Nadal, que busca restringir los escenarios en los que se permite el cierre de instalaciones de generación de energía eléctrica.
Para poder sacar adelante todas estas iniciativas, la ministra Ribera deberá esquivar cualquier tipo de presión de las grandes empresas y encontrar consenso en el Congreso de los Diputados. Aun así, Marta Victoria Pérez apunta a la inacción como el lastre mayor que puede afectar a la lucha contra el cambio climático.