Italia retiene el barco de Proactiva Open Arms: ¿un asunto penal o político?

No he oido a nadie pedir a los gobiernos que inviertan en proyectos de desarrollo, en educación, en los países empobrecidos.
No he oído a nadie protestar por formar parte de los escuadrones de la muerte (la OTAN), del amigo yankee y su primo el israelí, la cuna de los más grandes banqueros, que tienen que meter la garra depredadora y asesina en todas partes. Dónde la meten ya no crece más la hierba, cómo Irak, Libia, Afganistán, Siria, ect.
Nadie protesta por vender armas a Arabia Saudí, la monarquía hermana, que las utiliza para masacrar a otros pueblos, pueblos empobrecidos cómo Yemen.
Según un informe elaborado el pasado 12 de marzo por la Secretaría de Estado de Defensa, el ministerio tiene previsto —”considerando las capacidades más necesarias y urgente”—, poner en marcha un “nuevo ciclo inversor”, que se iniciará en breve “con siete programas cuyo coste se ha estimado en 10.805 millones de euros“.

El informe consta de siete programas: los vehículos de combate sobre ruedas 8×8, las fragatas F-110, nuevo aviones de entrenamiento, la modernización del sistema de mando y control aéreo, aviones de reabastecimiento “MRTT”, helicópteros NH-90 navalizados y la modernización de los helicópteros “Chinook”.
Nos matan de hambre para comprar armas con las que «defendernos», dicen en los países empobrecidos.
Aquí permitimos que nos recorten en educación, en sanidad, las pensiones, sueldos míseros, juventud sin futuro que tiene que coger las maletas fuera del país, niños y familias que ya pasan hambre.
Un pueblo de ovejas engendra un gobierno de lobos.