Un miércoles de marzo. Pablo Iglesias, líder de Podemos, se estrena en la tribuna de oradores del Congreso de los Diputados después de dos años de ascenso político fulgurante. Como ha hecho en numerosas ocasiones, saluda en cuatro idiomas -castellano, gallego, euskera y catalán- y avisa nada más comenzar al resto de diputados de la cámara: “Quiero dirigirme a ustedes pero sobre todo quiero dirigirme a la gente que sigue este debate por los medios de comunicación”. Y a continuación, abre su discurso con un recuerdo y agradecimiento a “quienes lucharon por la justicia social”, a los “millones de españoles de españoles que se enfrentaron a la dictadura”. “Gracias por ser un ejemplo para nosotros y para las generaciones futuras”, agrega. No se queda ahí: aprovecha las efemérides y recupera la memoria de Salvador Puig Antich, ejecutado por garrote vil en 1974, y de los huelguistas de Vitoria asesinados por la policía armada en 1976, hace hoy 40 años. También cita a los presos políticos de la dictadura y a los abogados de Atocha.
Estas palabras, dirigidas a los espectadores, entroncan con una de las patas discursivas clave de Podemos y Pablo Iglesias desde la fundación del partido: el de la recuperación del concepto patria para la izquierda a partir del rescate de su personajes y acontecimientos históricos, para que actúen a modo de mitos. El progresismo de la II república apelaba a la patria -un ejemplo paradigmático podrían ser las poesías de Miguel Hernández-, igual que lo hace la izquierda independentista. También la francesa o la latinoamericana, de la que Iglesias y los suyos han aprendido mucho estos años. No ocurre lo mismo en la izquierda española sociológica actual, que ha relacionado durante las pasadas décadas el concepto España con la derecha, el nacionalcatolicismo, el centralismo y el atraso. Algo que Iglesias se propuso cambiar desde mucho antes de la fundación de Podemos, cuando comenzaba a ser conocido a raíz de su programa La Tuerka, en la televisión de Vallecas Tele-K.
En una charla que el profesor de Ciencia Política dio en 2012 y que se ha referenciado en varias ocasiones para explicar la estrategia comunicativa del partido de los círculos, Iglesias habló de un spot que diseñó para IU -en el marco de su productora CMI- en el que ya se veía la reivindicación del concepto patria. “Somos un país, y vamos a por la tercera [república]”, terminaba el vídeo. “Nos atrevimos a hacer algo muy novedoso en la izquierda, utilizar el término país», explicaba en la charla. El objetivo: “Construir a partir de nuestra propia historia elementos que sirvan para hacer política”. A continuación admitía las dificultades que implicaba hacerlo enarbolando la bandera tricolor de la II República: “Era una bandera preciosa, que a muchos nos encanta, pero que es desconocida para una parte enorme de la población y otra la identifica directamente con la guerra civil, que es una cosa terrible”.
Levantar, por tanto, una idea de España de izquierdas a partir de “símbolos agregadores” tras 40 años de franquismo entraña “dificultades enormes”. Así lo explicaba Iglesias: “Cuando pierdes una guerra pierdes el principal de los símbolos agregadores, que es el símbolo nacional. La envidia que me dan a mí los argentinos, que podían decir ‘que se vayan todos’ con la bandera argentina, es enorme. O los vascos, que pueden decir ‘España es la crisis’. Tener un símbolo agregador que va más allá de tu ideología, que te permite establecer espacios comunes con otros sectores, eso es clave en política”. Se trataría, sobre todo, de “construir narrativa en el pasado que adquieran sentido en el presente». En suma, que la izquierda pueda estar orgullosa de ser española y reivindicar que los que buscan la igualdad social son los verdaderos patriotas, para llegar así a más gente.
A finales de 2014, en un debate organizado por Tele-K, ya con Podemos en el panorama político, Iglesias fue más tajante aún: “No se puede ganar un país sin reivindicar el concepto de patria”. Pese a la dificultad de reivindicar la bandera tricolor, Iglesias matiza que este símbolo no es la clave. Se trata de ganar el contenido, para relacionar así las políticas de recorte o la privatización de sectores clave de la economía española con “traición”. “Yo no traiciono a mi gente, señor Sánchez”, afeó Iglesias al líder socialista durante de debate de investidura. De este modo, Iglesias también puede llamar en Barcelona “traidores a la patria” a los que defraudan, como Jordi Pujol. “Llevamos demasiado tiempo de la construcción de un país hecho a la medida de una minoría privilegiada. Nos toca ahora reconstruir el país con todos. Éste es el modelo de patriotismo que nosotros presentamos”, explicaba Íñigo Errejón durante la presentación del lema de campaña, que era precisamente “Un país contigo”.
Superando las dos Españas
Iglesias ha ensalzado esa patria “de la gente”, de los que lucharon por los derechos sociales y el progreso, en cada uno de sus grandes mítines. Tras las elecciones del 25-M recordó “a nuestros abuelos y abuelas y a sus padres, los que hace casi 80 años se levantaron frente al horror y la barbarie”. “Estamos orgullosos de ellos y ellas, y de su ejemplo”, agregó, entre gritos de “no pasarán” de los asistentes.
El reto está en presentar esa lucha como una que se da entre el pueblo frente a las élites y salir así del relato de las dos Españas impulsado por el franquismo. En su discurso en la plaza del Museo Reina Sofía tras los resultados del 20-D, Iglesias recordó a su tío abuelo fusilado para añadir justo después que sus familiares “nunca nos hablaron desde el rencor y la venganza”. El concepto de patria también permite a Podemos encontrar complicidades en la policía y la guardia civil, para los que el dirigente de Podemos tuvo palabras de apoyo, ante la precariedad laboral que sufren en muchos aspectos, durante su discurso de investidura.
Iglesias del mismo modo llevó su estrategia comunicativa, incluso, al Parlamento Europeo, donde reivindicó el aporte de la resistencia antifascista en los años 40. No en vano uno de los objetivos a largo plazo de Podemos es crear una alianza europea contra la austeridad y para eso se necesita también un relato ideológico que la engarce. Cuando dejó su escaño, en su alocución de despedida, afirmó: “Vuelvo a mi país para que no haya, para que no siga habiendo, gente como ustedes en el gobierno”. Su discurso en la Puerta del Sol, en enero de 2015, también fue en clave marcadamente patriótica. Iglesias apeló al “pueblo de Madrid” que se opuso a la invasión francesa, ante la “cobardía de unos gobernantes que sólo defendían sus privilegios”. No dijo la palabra república, por sus connotaciones negativas, pero habló de ella, antes de referirse a la resistencia antifranquista y las movilizaciones durante la Transición -que “está en nuestro ADN”– para llegar finalmente al 15-M –”que está hoy aquí”-. La clave es engarzar el presente con el pasado.
Sin embargo, su discurso más emocional en este sentido lo daría tras conocerse los resultados del 20-D, también en la plaza Reina Sofía de Madrid.
“Se oyen esta noche las voces del pueblo de Madrid resistiendo la invasión, se escucha la voz del general Riego defendiendo espada en mano la constitución, la voz de Torrijos desembarcando en Málaga, se oyen las voces de los liberales y demócratas de la Gloriosa, la voz de Joaquín Costa y las voces de la Institución Libre de Enseñanza, la voz de Rosalía de Castro y la risa irónica de Valle-Inclán, se escucha la voz de la clase trabajadora y las mujeres luchadoras por extender el sufragio. Se escuchan las voces de los reformadores republicanos, las voces de Clara Campoamor, de Margarita Nelken, de Dolores Ibárruri, de Federica Montseny, de Victoria Kent, las voces de Miguel Hernández, de Federico García Lorca, de Machado y de Alberti, las voces de los mineros asturianos, la voz de Companys diciendo a Madrid ‘os habla vuestro hermano’, la voz de Durruti, de Largo Caballero, de Azaña, de Pepe Díaz y de Andreu Nin, las voces políglotas de los voluntarios internacionales, que por haber defendido nuestra patria serán españoles para siempre. Se escuchan las voces de los que empuñaron las banderas de la libertad frente al terror, las voces de los presos de la dictadura, las voces de la clase trabajadora que ganó con huelga sus derechos. Se escuchan voces en euskara, en catalán, en gallego. Se escucha la voz inmortal de Carlos Cano cantando a los emigrantes, las voces de Serrat, de Paco Ibáñez, de Rosa León, de Imanol, de Lluís Llach y también la voz de Soledad Bravo y de Pep Botifarra. Se escuchan las voces y se leen las palabras de Manolo Vázquez Montalbán y de todos aquellos que lucharon por un futuro mejor, junto a las voces de los que esta noche sois protagonistas del cambio histórico en España”