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Las bicicletas son para la campaña

Los esfuerzos de los candidatos y sus asesores por arañar votos no conocen límites

Comentarios
  1. Aparecieron en La Rosaleda de pronto, como saliendo de la nada. Como si Rajoy hubiera sido proyectado desde la pantalla de un plasma.
    Pero antes se habían visto pasar furgonetas de TVE y después del paseo choricero en bicicleta (eléctrica para no esforzarse demasiado), una escolta policial de bigote.
    El sabio Señor de los Hilillos aprovechó para aconsejar a todos los parados y millones de indigentes de reciente acceso a la miseria irreversible por la Ley Que Se Jodan, que se dieran un garbeo en bicicleta para adelgazar y mantenerse en forma.
    Si esta gentuza saliera elegida otra vez, antes de morirme pediría la nacionalidad portuguesa.

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