Sus compañeros le llaman el Mick Jagger de la ciencia política. Juan Carlos Monedero (Madrid, 1963) es profesor universitario, escritor, asesor político, presentador, tertuliano, activista y, desde hace casi un año, uno de los principales líderes de Podemos, el partido que en las encuestas disputa ya al PSOE el papel de oposición. Con un discurso en gran parte parabólico y lírico, Monedero es también uno de los intelectuales de izquierda más carismáticos del momento.
Este fin de semana tiene lugar el encuentro presencial de la Asamblea Sí Se Puede. El equipo técnico ha recibido cientos de documentos para el debate. ¿Cómo se está procesando tanta participación?
Hay un equipo técnico bastante amplio, preparado, experto en redes sociales, y que está trabajando día y noche. Esto no saldría adelante sin la generosidad de mucha gente. Y gracias a ese esfuerzo se están procesando miles de proyectos para que este fin de semana la discusión pueda tener lugar. Porque si no hubiera habido todo este proceso de sistematización, de ordenación, de transacciones, habría sido prácticamente imposible. Una de las cosas que hemos planteado siempre desde Podemos es que tú puedes hacer politica de diferentes maneras. No hace más política uno que vaya todos los días a la reunión del círculo que la persona que está dedicándole horas y horas a que las opiniones de la gente se transformen en posibilidad de cambiar las cosas. Tenemos que acostumbrarnos a que la política ya no se hace solamente en los lugares físicos de los partidos, sino que hay política, y mucha, en otros lugares.
Los documentos de Sumando Podemos y Claro que Podemos son las dos visiones con más fuerza
Bueno, también porque los medios han construido para simplificar estas dos propuestas, pero hay decenas. Seguramente es un poco injusto.
Pero es cierto que hay gente más famosa, más visible, en estas dos opciones
Claro, es espectacularizar la política, que es algo que a nosotros no nos gusta mucho. En el caso nuestro [de Claro que Podemos] creo que es más sensato, porque, de entrada, es el grupo que puso en marcha Podemos y que desde el comienzo ha tenido una visión de lo que teníamos que hacer. Parece sensato que tenga una propuesta y que además es integral: ética, política y organizativa. Me parece más improvisado construir un bloque alternativo que simplemente sume cosas por la presencia mediática que ha adquirido. Uno de los problemas que tiene el documento de Pablo Echenique es que tiene una parte de batiburrillo, de agregación de cosas, que dificultaría mucho, en caso de salir, la gestión de Podemos. Y eso es culpa de que desde el comienzo no tenía una visión clara, cerrada y coherente de hacia dónde tenemos que ir. Confío en que la gente, cuando compare, va a encontrarse en la nuestra una propuesta muy coherente, en la que hemos admitido aquellas transacciones que creemos que ayudan al objetivo que nos hemos marcado de ganar para cambiar las reglas del juego, frente a otro modelo que es un agregado, no siempre bien trabado, que creo que comete el error de confundir el número con la solidez de las propuestas.
¿Cree, como han señalado varios de los que defienden los documentos Claro que Podemos, que las propuestas de Echenique su grupo harían perder eficacia al partido?
Sin duda.
Por tanto defiende que su propuesta es la eficaz
No, somos la eficaz, y la democracia. Porque el modelo asambleario lo vivimos durante el 15-M y sabemos que al final quien toma las decisiones es quien se queda en las reuniones hasta el final, y eso no es democrático. Una asamblea que empieza con 2.000 personas, en la que al final se quedan 50, y esas 50 toman las decisiones, no ha tomado una decisión democrática. Quien tiene más tiempo, quien tiene más experiencia, quien tiene más voluntad política de partido tradicional, al final arrima el ascua a su sardina. Pero eso no es democrático. Por eso nosotros optamos porque sea la gente la que tome las decisiones. El modelo de Echenique sigue siendo un modelo que suma las dos dificultades, tanto del modelo representativo como del modelo asambleario. Suma la dificultad asamblearia de que rompe la coherencia de lo que tiene que significar Podemos y, desde el punto de vista representativo, repite los errores de la delegación, que hace que al final el partido se burocratice. Nosotros hemos tenido muy claros esos dos problemas y nuestra propuesta busca evitarlos.
También se critica que, si se impone el modelo Claro que Podemos, en el que sería previsiblemente elegido secretario general Pablo Iglesias, éste podría elegir al Consejo Ciudadano, un hecho que podría hacer la estructura más arbitraria, menos controlable
Nosotros desde el comienzo dijimos que salíamos a echar a la casta y para eso tenemos que tener un equipo coherente y con voluntad de enfrentar un año electoral donde en un lado van a estar los banqueros, los medios de comunicación, la troika, los ámbitos internacionales, y en el otro nosotros. Si no tenemos un equipo coherente y sólido es salir a perder.
Un equipo cohesionado
Coherente y sólido, es decir, de gente con capacidad, que pueda trabajar junta, que sepa a dónde vamos, y eso no se puede someter a ningún tipo de suerte.
¿Cree que estas diferencias tan grandes, con discusiones en redes sociales muy encendidas, corren el riesgo de romper Podemos?
No, no. Podemos es un proyecto joven que tiene que ir también decantándose. Yo creo que por nuestra parte, del equipo promotor, el hecho de que sometiéramos a una discusión abierta, a la participación ciudadana, algo que ha sido tan propio de la lógica interna de los partidos como es el programa, que siempre se han pactado en reservados secretos, creemos que es una muestra muy clara de que hacemos cosas de manera diferente. Nosotros confiamos en que toda la gente que se ha acercado a Podemos sea consciente de que esta discusión existe porque el equipo promotor entiende que esto no funciona sin la gente. Y por tanto estamos convencidos de que de esta discusión salimos más reforzados. Hemos visto en otros países, con democracias mucho más consolidadas que la nuestra, en los que ha habido primarias, con discusiones muy aceradas, que al día siguiente de terminarse el proceso interno toda la organización está unida para dar la pelea. Tenemos que ir acostumbrándonos a ese tipo de cuestiones, tenemos que desterrar el integrismo religioso en política que confunde la disidencia con el enemigo y que ve al otro como el anticristo. Tenemos que romper ese principio porque, si no, no vamos a poder llevar a cabo un proceso político que incorpore a mucha gente. Y tendremos que volver como siempre a políticas de militantes y de pequeños grupos. Nosotros queremos huir de eso y por tanto la disidencia tiene que formar parte de nuestra manera de hacer política, porque somos todos diferentes, tenemos intereses diferentes, tenemos objetivos diferentes. Si no somos capaces de consensuar los elementos de colaboración estamos condenados a seguir uniéndonos en el Frente Judaico de Liberación y el Frente de Liberación Judaica. Y al final esa fragmentación vuelve a condenarnos a estar en manos de los partidos de la casta, que anteponen los intereses a cualquier tipo de ideología, pero dan esa sensación falsa de unidad que les permite ganar elecciones.
Tuvo cierta resonancia en España la expresión “leninismo amable” que usó en una entrevista en Latinoamérica para referirse a la estrategia política de Podemos. ¿A qué se refería? Desde fuera da la sensación de que hay un grupo de personas controlando el proyecto, aunque se abra a la participación ciudadana.
Es una expresión académica, no política. Hace referencia a que vivimos en una crisis civilizatoria que tiene que ver con el pico de petróleo, el agotamiento del modelo energético, la crisis medioambiental, laboral, financiera, migratoria, de valores. Hay una gran incertidumbre, y en los tiempos de crisis la única manera de convertir la perplejidad y la indignación en propuestas políticas alternativas pasa por reducir la incertidumbre. Y eso sólo lo pueden hacer liderazgos, en plural, no en singular. Pero estos no pueden parecerse a los del siglo XX. Tienen que ser liderazgos que reduzcan la incertidumbre dialogando con la ciudadanía. Por tanto hay que asumir, frente al 15-M, que reclamaba la no existencia de liderazgo, que estos sí hacen falta. Pero, y ahí sí tiene razón el 15-M, los liderazgos tienen que nacer del reconocimiento popular, de las propias peleas, y tener una voluntad de diálogo. Y eso es lo que quise expresar con ese término.
Pero Pablo Iglesias sí tiene en Podemos un peso mediático determinante. Imaginemos que no triunfa la propuesta de Claro que Podemos e Iglesias, como ha advertido, abandona el liderazgo.
Pero eso es honesto. Nos sentimos muy cercanos a Syriza. Tsipras presentó un modelo de organización que está dispuesto a liderar. Si Tsipras pierde un Congreso no tiene mucho sentido que sea él el que también lidere un modelo después de haber sido derrotado. Nosotros hemos sido muy claros. Si Pablo Echenique o Izquierda Anticapitalista ganan el congreso, la asamblea de Podemos, deberían ser ellos los que lideren el proceso.
¿Y cree que sobreviviría Podemos sin Pablo Iglesias a la cabeza?
Creo que sería bastante difícil si el equipo de Pablo Iglesias, que es el que ha llevado a este proyecto a su momento actual, desaparece. La propuesta más organizada en torno al proyecto de Pablo Echenique es Izquierda Anticapitalista, que la última vez que se presentó a las elecciones sacó 23.000 votos. Uno podría pensar que si la gente de Izquierda Anticapitalista liderase el proyecto de Podemos, es bastante más probable que se acerque a ese resultado que al que nosotros lo hemos traído. Por eso también somos vehementes en la defensa de nuestro documento. Yo personalmente, Juan Carlos Monedero, está convencido de que si ganase el documento de Pablo Echenique e Izquierda Anticapitalista, Podemos se parecería mucho a la fuerza política que sacó en las últimas elecciones 23.000 votos. Y por tanto todo este esfuerzo que hemos hecho y toda la ilusión que hemos despertado en toda España se quedarían en nada. Pero yo creo que la gente también es muy consciente de que ha sido un equipo el que ha llevado a Podemos a la situación actual y estamos convencidos de que la gente quiere apoyar a ese equipo.
Los espacios de decisión se abren a la ciudadanía pero los candidatos de las europeas que finalmente salieron y el equipo técnico fueron propuestos por Pablo Iglesias y su entorno. Al final tener más eco mediático parece que propicia que ganen sus propuestas. ¿No hay una contradicción en esto?
Todos estamos de alguna manera en el lugar que nos hemos trabajado. No somos la hija de Botín, ni primos de ningún medio de comunicación. Estamos donde estamos después de muchos años de trabajo intelectual y de compromiso político. Digamos que ese capital que tenemos es quienes realmente somos y nadie nos puede pedir que dejemos de ser quienes somos porque tengamos construido un capital político, intelectual, personal. Por tanto, es porque tenemos ese capital intelectual y político por lo que nos atrevimos a poner en marcha Podemos. No podemos ahora renunciar a ese capital, que es el que impulsó este proyecto. Que la gente se tome el tiempo que necesite para construir ese espacio. Nosotros estábamos en los medios antes de Podemos, nosotros recorríamos España presentando libros y dando conferencias antes de Podemos, nosotros teníamos ya nuestro espacio intelectual antes de que existiera Podemos. Lo que tenemos que hacer es poner ese espacio al servicio de la formación política. Creo que es bastante de sentido común.
Recientemente, han estado de gira por varios países progresistas latinoamericanos. Entre ellos no estaba Venezuela. ¿Por qué? ¿Se quería evitar una imagen incómoda?
Por cuestiones de agenda, igual que no se visitó Argentina o Brasil. Pronto se hará otro viaje y seguramente se incorporarán estos países. Para Podemos, América Latina es un continente al que tiene muchas ganas de ayudar. Buena parte de las empresas españolas con beneficios los están obteniendo allí. Y ya va siendo hora de que cambiemos de actitud con esa América Latina que está recibiendo a nuestros jóvenes, que está permitiendo a nuestras empresas hacer negocio y que siempre está dispuesta a ayudarnos, mientras que nosotros siempre la maltratamos. Para nosotros el valor añadido por excelencia de España en Europa es que somos la cabeza de puente con América Latina. No en vano, siendo una fuerza muy pequeña, nos han recibido todos los jefes de Estado en los países en los que hemos estado. Es una buena señal.
También han estado recientemente en Grecia. ¿Ven una necesidad de atar alianzas internacionales desde el principio?
Sin duda. No hay solución que pase únicamente por España. Y urge que construyamos una Europa del Sur. Urge que encontremos una sinergia que permita frenar al IV Reich alemán. Los intereses de España, de Portugal, de Grecia, de Italia, incluso de Francia, son diferentes a los de los países centroeuropeos, y por tanto tenemos que empezar a construir alianzas que nos permitan hacer oír nuestra voz, que a día de hoy es inexistente.
En cuanto al plano de la política española, se están destapando escándalos de corrupción en los que también está implicada IU. Usted mismo y otros actuales miembros de Podemos estuvieron intentando impulsar una regeneración en esa formación. ¿En qué momento decidieron que la federación no servía para el cambio social?
Yo muchas de las cosas que estoy haciendo en Podemos las intenté hacer en IU y me choqué siempre contra un muro. En algunas ocasiones por la pusilanimidad de la dirigencia, y en otras por la fuerte vinculación que había de sectores importantes de IU con intereses económicos que luego se han verificado en las relaciones con Caja Madrid y con Florentino Perez. Yo recuerdo a Ángel Pérez [destacado miembro de IU en Madrid y actual portavoz de la federación en el Ayuntamiento de la capital] celebrando que le regalase la esquina del Real Madrid a Florentino Pérez, diciendo que se iban a crear 3.000 puestos de trabajo. Siempre me abochornó que los dirigentes de IU estuvieran en el palco del Real Madrid. Y hubo un momento en el que el funcionamiento de IU, sobre todo donde yo trabajaba, que era en Madrid, me parecía mas propio de las formaciones políticas a las que yo combatía, que de la formación política en la que yo militaba. Me pareció insostenible.
Muchos militantes, sobre todo los más jóvenes, están cada vez más desanimados con el proyecto. Da la sensación de que IU corre el riesgo de volverse marginal.
IU fue siempre rehén de los lastres del pasado y eso le impidió levantar el vuelo. Todo este sector que aparece ahora vinculado a la corrupción, una parte importante de ese sector venía del PCPE, una escisión del PCE en su momento. Llevo muchos años diciendo que los que van a caracterizar a las nuevas formaciones políticas no van a ser los que están sino los que no están. Y parece evidente que la gente no quiere ir a la nueva política con personas que se han convertido en régimen. He dicho muchas veces que una parte de IU se había hecho régimen del 78 y el problema es que esa parte de IU siempre estaba en las direcciones.
Parece que está el llamado 49%, sector de IU-CM más crítico, frente al 51%, siempre a punto de lograr cambiar las cosas dentro.
Ya, pero es que [Miguel] Reneses, que siempre estuvo en el 49%, se fue a París y salió en los medios de comunicación porque se había acompañado de personas de dudosa reputación. Hay gente con la cual yo no quiero ir a ningún lado y eso le pasa a una parte importante de la ciudadanía. El problema no son los militantes de IU, muchos de ellos amigos míos. El problema es que algo ha fallado en la militancia de IU que ha nombrado siempre a unos dirigentes, que no han estado a la altura de las necesidades históricas de la democracia española.