El éxito de Podemos el 25M ha puesto en evidencia la pobreza de la política española y buena parte de la pobreza mediática también. Realmente, quienes se han puesto nerviosos son los popes de la comunicación política, los súper expertos en comunicación, los Arriola, Arroyo, Campo Vidal, Barroso y compañía. Los que cobran millonadas asesorando partidos que no paran de perder votantes -el equipo de Podemos también les va a disputar el mercado latinoamericano que es donde se juegan los cuartos-. En realidad, Podemos es el partido de los asesores. Cansados de decir lo que hay que hacer sin que les hicieran mucho caso -casi siempre ocurre-, decidieron dejar de poner sus conocimientos a disposición de otros y encarnarlos en su propio proyecto. Acertaron. El núcleo de Podemos, buenos profesores, buenos estudiantes, no solo conocen a fondo la campaña que llevó a Obama a la presidencia de EEUU y todos los términos exitosos de la comunicación política, los marcos, las emociones, los relatos, el manejo de los medios de comunicación tradicionales y las redes sociales; lo han hecho suyo. Y han demostrado que funciona. Imagino que ahora se estarán frotando las manos con la campaña de descalificación conservadora y de la caverna mediática, saben que cada insulto, cada exabrupto, les multiplica el número de seguidores.
Lástima que no hayan leído y estudiado tan a fondo, y sobre todo, hechos suyos los conceptos de El contrato sexual, de Pateman, o Política sexual de Millet o sin ir más lejos, cualquier cosita de Firestone o Amorós, por ejemplo. Como no podemos suponerles ignorancia -ha quedado perfectamente demostrado que son los mejores en comunicación política-, doy por hecho que todas sus referencias son conscientes, meditadas y diseñadas al milímetro. Y hasta ahora, sus referencias atacan con fuerza este capitalismo liberal que está destruyendo nuestras democracias así como las prácticas políticas que lo sustentan, pero no le hacen ni cosquillas al patriarcado sobre el que se asienta todo el sistema. Todo lo contrario, lo alimentan. Sus referencias apelan continuamente al imaginario masculino, desde ese anuncio del programa Fort Apache, protagonizado por Pablo Iglesias subido en una motaza hasta su programa electoral, donde quedan remarcadas las palabras mágicas de la Revolución francesa (libertad, igualdad, fraternidad) pasando por la imagen más repetida la noche electoral: el núcleo duro paseando por las calles de Madrid -los tres mosqueteros-. Como son inteligentes, y aunque el patriarcado no vaya con ellos conocen perfectamente las demandas sociales, han incorporado muy buenas candidatas en su lista aunque los nombres de Teresa Rodriguez y Lola Sánchez no se asocien con Podemos, únicamente ligado a sus héroes: Pablo Iglesias, Juan Carlos Monedero, Íñigo Errejón y si me apuran Carlos Jiménez Villarejo.
La noche del 25M no pude evitar recordar cuando Zapatero decidió irse al lado oscuro y dejar el gobierno y el partido en manos de Rubalcaba (considerado también hasta ese momento el más listo de la clase). El relevo consistió, entre otras muchas cuestiones, en el desalojo de la vicepresidenta María Teresa Fernández de la Vega, el desmantelamiento del Ministerio de Igualdad y todas las políticas que hasta ese momento habían sido la seña de identidad de Zapatero (en 2008, el triunfo electoral del PSOE frente al PP fue posible gracias a la diferencia en mas de 10 puntos del voto de las mujeres).
La toma de posesión de Rubalcaba -que también sabe mucho de comunicación política-, fue ejemplar. Escoltado por su fiel escudero Jáuregui -otro que está encantado con el patriarcado-, y haciendo constantes símiles futbolísticos, dijo más o menos: se acabó la fiesta, ya está bien de tonterías y de discursos igualitarios y demás milongas, dejad paso que aquí llegamos los listos, los que realmente sabemos cómo se hacen las cosas.
Las feministas del PSOE, tan feministas como leales a su partido, -y alguna, por qué no decirlo, encantada con quitar el tapón que suponía para sus aspiraciones la vicepresidenta de la Vega-, decidieron callar y asumir.
Pero todo el mundo sabe que no hay liderazgo que aguante dos relatos contradictorios. Así, nadie se puede creer a un Rubalcaba y en consecuencia a un partido que reniega de las legislaturas de Zapatero al tiempo que hace una campaña electoral centrada en atacar al PP precisamente por su machismo, sus políticas contra la igualdad y lo ejemplifica en la reforma de la ley del aborto, una ley que aprobó el gobierno Zapatero aún a pesar de muchos barones y varones del PSOE. Lo dice con claridad Marcela Lagarde: «Los ideólogos, los dirigentes y los líderes políticos colocan sus valores en términos abstractos, neutros y morales como legítimamente universales, capaces por ellos mismos de mejorar el mundo. La trampa ideológica es evidente. Ha sido muy socorrida la ideología de que la problemática de género es una contradicción secundaria, menor y postergable, y encontrará su solución tras la emancipación general que sí es esencial». Como subraya la maestra, es posible que las mujeres participen en procesos políticos amplios y no avancen un ápice en la satisfacción de sus necesidades o en sus intereses de género de transformación del mundo.
Quedó dicho en los inicios del 15M, la revolución será feminista o no será. No solo las francesas, todas las europeas salieron peor de aquel movimiento revolucionario que gritaba libertad, igualdad y fraternidad de lo que entraron. Esperemos que la historia no se repita.