“En la Fnac cabe todo”, aseguraba un anuncio reciente. Incluida la precarización laboral, que ahora se vuelve en contra del principal distribuidor de productos de ocio nacional. Una crisis de credibilidad, resultado de la polémica huelga convocada por CGT en Fnac Triangle en la pasada fiesta de Sant Jordi, que provocó el boicot de numerosos compradores y el plante de todos los autores que debían firmar en sus carpas literarias. Algún escritor se enredó sin conocer a fondo la situación y por ello ha recibido varapalos ideológicos . Pero otros que se abstuvieron de firmar sólo buscaban proteger su imagen, como demuestran aquellos “solidarios” que no tuvieron problemas en acudir ese día a otras grandes superficies de similares condiciones laborales. Por su parte, hay empleados que celebran la repercusión mediática, que ciertamente ha visibilizado el descontento con mayor éxito que las reiteradas huelgas en Fnac A Coruña , mientras otros trabajadores temen por cómo se verá afectada la mano que les da de comer y lamentan la difusión de medias verdades como motivación para la huelga.
Se debe aclarar que es falso que los trabajadores de Fnac cobren tan sólo 750€ al mes por 40 horas semanales como han propagado las redes sociales, ha repetido buena parte de la prensa y sigue afirmando algún trabajador que probablemente olvida que recibe 14 pagas anuales o que la empresa nada tiene que ver en la cuota de la Seguridad Social y las retenciones fiscales. Hay quien culpabiliza a CGT, pero ese mismo sindicato es el que confirma que un trabajador recién llegado a Fnac cobra 7,75 euros brutos/hora (1), lo que por 40 horas semanales daría un salario base de 996 EURO con 14 pagas -unos 850 EURO netos-. ¿Recuerdan ustedes cuando el mileurismo les parecía indigno? En todo caso, los contratos a tiempo completo están reservados casi en exclusiva a directivos, jefes de departamento y mandos intermedios, y lo más habitual en esta franja son las 39 horas semanales. La verdad más hiriente es que un 60% de los trabajadores de Fnac tiene jornadas semanales muy inferiores , de 26, 20,14 e incluso 10 horas, suponiendo las dos últimas auténticos minijobs que no alcanzan los 500€/mes, “ideal estudiantes”.
La confusión informativa entorno a los salarios ha sido sin duda alimentada por el odio cainita entre sindicatos que -pese a que muchas tiendas de la firma carecen por completo de representantes sindicales- ha acabado generando insultos entre empleados, recordando aquella famosa campaña de Álex de la Iglesia censurada por TVE. Una situación especialmente patética cuando la principal motivación de los trabajadores de Fnac siempre fue el compañerismo que se respiraba en la plantilla, con una media de edad tan joven que en ocasiones aquello parecían unos campamentos. Hoy más bien se asemeja a una dura “mili”. Y lo sé porque trabajé cerca de un lustro en su departamento de comunicación y programación cultural en Barcelona, posición que felizmente abandoné pocos días antes del Sant Jordi de 2013, cuando también se pretendía una huelga. Y es que el declive del gigante europeo del ocio viene de lejos.
De cooperativa marxista a ‘multi’ neoliberal
Es conocida la afiliación trostkista de los dos fotógrafos franceses que en 1954 hicieron frente a los precios abusivos de posguerra fundando la cooperativa FNAC -siglas en francés de Federación Nacional de Compras para Profesionales-, que tres años más tarde abría su primera tienda en París. La Fnac que en 2013 tenía 178 locales repartidos entre la Europa francófona, España, Portugal, Brasil, Marruecos y Qatar era radicalmente distinta. En 1993 inauguraba la primera tienda española ocupando todo un edificio en la madrileña plaza de Callao, cuando Fnac no era partidaria de instalarse en centros comerciales y se enorgullecía de no hacer publicidad en el punto de venta -contrastando con la zona preferente dedicada a Apple, que ha sido su motor de ventas en los últimos años, o la actual presencia de comerciales de diversas marcas subcontratados mediante ETT-.
En 1994, Fnac era comprada por el grupo Pinault-Printemps-La Redoute (después PPR), un imperio multimarca que entonces incluía a Conforama o Yves Saint-Laurent y estaba presidido por el millonario François Pinault. El auge del Compact Disc estimuló el crecimiento de Fnac, pero con el tiempo el conglomerado empresarial se sumó a la tendencia general y empezó a exigir a su sector editorial unos ingresos a años luz de sus beneficios históricamente modestos, al tiempo que, según relatan fuentes anónimas, las diferencias salariales entre los distintos integrantes del consejo directivo del grupo provocaban una escalada al alza de sus nóminas.
En 2005 Pinault cede el puesto en PPR a su heredero , Francois-Henri, ex director general de Fnac, ex novio de Linda Evangelista, marido de Salma Hayek y uno de los 100 hombres más ricos del mundo . A partir de 2007, cuando la empresa se jactaba de que España era el país más rentable para la Fnac , la filial española inicia una vertiginosa expansión pasando de 16 tiendas a las actuales 25. Una voracidad que derivó en situaciones absurdas como que Barcelona ciudad cuente con hasta cinco tiendas que se hacen la competencia mutuamente. Visto en perspectiva, se diría que Fnac cometió un grave error estratégico, sobre todo teniendo en cuenta que ya en 2006 el grupo propietario había manifestado la intención de deshacerse de la multinacional del ocio . En su ansia por abandonar el sector de la distribución y apostar definitivamente por el sector del lujo, PPR intentó de nuevo vender Fnac sin éxito en 2012, justo después de haber esquilmado a Fnac España la totalidad de su beneficio neto de 2011 cobrándose dividendos en un momento en que la filial española estaba necesitada de activo pues acababa de abrir tres tiendas nuevas.
El cambio de orientación culmina el año pasado cuando PPR cambia su nombre a Kering, con las muy rentables marcas de moda Balenciaga, Bottega Veneta, Stella McCartney o Alexander McQueen como buque insignia. Ese mismo 2013, al no poder casar a la hermana fea del grupo, Pinault saca Fnac a bolsa, como último recurso de supervivencia de la que sin embargo sigue siendo “líder en la distribución de productos de ocio y entretenimiento” –tal y como afirma la web de Kering , que por otra parte la obvia en su lista de marcas propias-. Pinault asegura que su holding empresarial Artemis, principal accionista de la multinacional del ocio, mantendrá el 39% de las acciones al menos hasta 2015 . Este 2014, cuando Fnac se enfrenta a un futuro incierto, Kering presenta orgullosa un incremento en su facturación .
Trabajar más por menos salario
Antes de la actual coyuntura económica, ya corrían los rumores sobre la posible venta o salida a bolsa. Desde 2010, Fnac empezó a decantarse por la contratación a tiempo parcial y la precarización continuada de sus trabajadores, pese a seguir cosechando pingües beneficios . Aunque la cifra de negocio a nivel global había caido el 3,2% y los beneficios se redujeron a la mitad, Fnac ganó 103 millones en 2011 . La filial ibérica (España y Portugal) registró 16 millones de euros de beneficio neto en 2012 y 21,3 millones de euros en 2013 , pero los “recortes” se siguen justificando en una previsión de pérdidas futuribles -calculada en base a un imposible crecimiento constante-. En Francia, donde las huelgas duran semanas y antaño guillotinaban a los explotadores, la casa matriz se enfrentó en 2012 a la ira de unos empleados que secuestraron durante horas a su director demostrando métodos mucho más expeditivos que los que en nuestro país se tildan enseguida de radicales.
En Fnac España, el aumento de atribuciones y descenso de retribuciones ha sido la pauta. En enero de 2013, sin esperar a su publicación en el BOE, la empresa ya aplicaba el nuevo Convenio de Grandes Almacenes acordado por la Anged (Asociación Nacional de Grandes Superficies, a la que pertenece Fnac) con Fetico y Fasga -los llamados sindicatos amarillos, sin apenas representación en Fnac- por el que se congelaban sueldos hasta 2016 y se suprimía la bonificación por trabajar en días festivos, entre otras rebajas laborales, algunas de las cuales acabaría anulando la Audiencia Nacional . No satisfecha con lo anterior, en marzo de 2013 Fnac realizaba unilateralmente un “ajuste para mejorar la competitividad” con una amenaza de ERTE que en suma reduciría los sueldos alrededor de un 15% y eliminaría el seguro médico. Ante los primeros paros de trabajadores en protesta y tras una ardua negociación sindical, la cosa se quedó en que viene el lobo : reducción de bonificaciones -incluidos los de la directiva- y copago del seguro médico privado -que por cierto no supone ningún “beneficio social” porque se paga con el sueldo del trabajador-.
Mientras tanto, el goteo de bajas voluntarias y despidos procedentes por un supuesto bajo rendimiento era imparable . Ya fuera mediante el abuso de derecho que supone la reiterada aplicación del famoso artículo 41 de la reforma laboral pactada por CIU y PP, que invita al personal a marcharse con la indemnización mínima ante el empeoramiento de su situación laboral, o bien durante períodos en los que Fnac se negaba a reconocer esa misma modificación sustancial de las condiciones laborales, cerrando la puerta incluso a los 20 días por año trabajado, dejando sólo dos opciones al trabajador: largarse con las manos vacías o aguantar y tragar.
Tras las bajas de otros compañeros, la segunda opción supone además una sobrecarga de tareas, al tener que asumir las obligaciones de puestos de trabajo no reemplazados o ejercer duplicidad de funciones, con por ejemplo un solo responsable de Comunicación, de Mantenimiento o de Recursos Humanos para más de una tienda y más de dos -lo que sin duda es una modificación muy sustancial -. Todo muy legal y según a quien preguntes muy amoral, pero sobre todo muy poco práctico , pues supone una estrategia cortoplacista de pan para hoy y hambre para mañana que sólo se explica por la obsesión de la empresa en cuadrar el ejercicio anual, obviando que a la larga el ahorro le puede salir más caro -económica y metafóricamente-. Según un recuento extraoficial realizado por los trabajadores en el grupo de Facebook Fnac en Lucha, desde finales de marzo casi 90 empleados se han acogido al despido barato.
Apoyando la cultura (gratis)
“Somos especialistas y sabemos lo que vendemos” fue el primer lema de Fnac. Conocidos músicos, escritores, fotógrafos, ilustradores y realizadores han sido dependientes del supermercado de la cultura. Se valoraban ante todo los conocimientos del empleado, que tenía la oportunidad de labrarse un futuro en la empresa. Pero donde antes había expertos con orden de no molestar al comprador si este no les buscaba, hoy hay un manual de captación de clientes y cierre de ventas -incluyendo comisiones-, competición entre empleados por la máxima venta de seguros y otros servicios adicionales, y se ha abandonado la idea de una Fnac de especialistas al servicio de una clientela media y de alta gama, para competir con las grandes superficies de productos baratos .
Ante la caída del consumo en ocio, una seña de identidad de la empresa como es la acción cultural es a menudo puesta en duda por la propia directiva española , dada la complejidad de su monetarización. Fnac se había posicionado desde el primer día como una suerte de benefactora de las artes a través de sus galerías de exposiciones y de las numerosas actividades culturales celebradas en los Fórums de la multinacional, donde los artistas siempre han actuado de forma gratuita. Algo que no parecía importar en tiempos de vacas gordas, pero que quizá sería momento de cuestionarse ahora que la Fnac veta a los pequeñas editoriales y discográficas que no les llegan a través de grandes distribuidoras. También sería interesante que el caso Fnac abriera un debate más amplio en el sector de los trabajadores de la cultura para discutir el modelo de consumidor cultural impuesto desde los años 80, así como para encontrar mecanismos de retribución acordes con la excepcionalidad de su función –porque la deseable Free Culture significa “cultura libre” y no “cultura gratis”-.
Cuando la imagen amable que hasta ahora distinguía a la Fnac contrasta con los datos revelados sobre la precarización laboral de sus empleados, el público muestra sorpresa, pareciendo olvidar el tópico : “¡Es la economía, estúpido!” . Lo cierto es que la situación de los trabajadores de Fnac es igual y a veces sensiblemente mejor que la cualquier empleado del resto de grandes almacenes como El Corte Inglés, Media Markt, Makro, Leroy Merlin o Carrefour. Quizá lo de Fnac duela más porque la buscada complicidad con sus socios la hacía pasar por una marca comprometida con el arte, el progresismo y la pluralidad sociocultural, pero lo cierto es que no es más que otra empresa que aprovecha los mecanismos orquestados a su medida por el Gobierno en aras de una improbable reactivación económica . Seguir nutriendo este injusto modelo de negocio está en manos del consumidor. La precarización contra la que siempre luchó la clase obrera afecta hoy a la menguante clase media, a la que se empobrece progresivamente para mantener los irreales beneficios de las élites capitalistas. Las cosas no volverán a ser como antes. Y no es alarmismo, sino una afirmación basada en datos palpables . Pero si usted no lo quiere reconocer, tranquilo, quedan años de recesión por delante para que lo acabe de asumir -o se rebele en pro de un modelo socioeconómico más justo-.
(1) Rectificación del autor realizada el 3 de mayo de 2014: Para la hipotética figura de un recién llegado que obtuviera un contrato a tiempo completo, extrapolé los 7,75 euros por hora con pagas incluidas hasta 1.240 euros brutos, pero olvidaba los períodos vacacionales. Teniendo en cuenta que las horas efectivas de trabajo durante el año serían 1.798 a tiempo completo, a lo que según el actual Convenio correspondería un sueldo anual de 13.951,11 euros, esto da en realidad 1.162 euros con las pagas extras prorrateadas o 996 euros cobrando 14 pagas.