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Los huérfanos de Caballo de Troya

Constantino Bértolo se va del sello que creó en 2004 y que abrió la puerta a numerosos escritores noveles. El interrogante es dónde podrán encontrar un editor con la misma dedicación al oficio.

Comentarios
  1. EEM y Jordi, aparte de escribir críticas agrias de golfa despechada, dudo que hayan hecho algo más en su vida que lo de aquellos dos vejetes del «Muppet show». Bertolo, con sus errores, sus ideas, las que sean, y acomodado de sus contradicciones, ha hecho algo concreto y positivo por la literatura en el país de analfabetos que se está manifestando en todo su esplendor durante los últimos años: de analfabetos, y los que no, miserables envidiosos. Yo sí lo voy a echar de menos.

  2. Una gran pérdida. Caballo de Troya se había convertido en un referente para quienes buscamos otro tipo de literatura. Valoro también el que apostara por nuevas voces. El mundo editorial es hoy un poco más estrecho y previsible. Una pena. En cuanto a las ideas políticas de Bértolo a mí me dan bastante igual, a diferencia de otros a quienes parece que les soliviantan.

  3. Los árboles lo agradecerán. La verdad es que la labor de Bértolo en Caballo de Troya ha tenido escaso valor, por no decir ninguno. Que solo un 10% (y me parece una cifra engordada) de sus autores hayan pasado a Mondadori, que era un sello de la misma casa, es una prueba de su rotundo fracaso. Cualquier editorial independiente o comercial tiene mayores porcentajes de éxito. La cantidad de basura y de nombres a olvidar que ha llegado a publicar Caballo de Troya llega a marear. Y mientras tanto el hombre cobrando un gran sueldo de manos del capital y a la vez manteniendo su trasnochado discurso de ultramarxista de boquilla.

    • Muy de acuerdo con el comentario anterior. No hay autor mencionado en este artículo que valga la pena. Y ni hablemos de los que no se recuerda aquí. Qué pena que La Marea se haga eco del cinismo del señor Bertolo, que siempre se ha jactado de tener una figura de Stalin en la cómoda oficina de un grupo internacional desde la que «supuestamente» hacía literatura «de izquierda». Nadie lo va a echar de menos.

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