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La oclocracia valenciana

Todos aquellos periodistas que aceptaron manipular y ocultar la verdad, y que "sabían que estaban faltando a su dignidad profesional y al derecho a una información veraz son en parte responsables" de lo ocurrido en Valencia, asegura el autor.

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Comentarios
  1. Gracias Antonio, como siempre, por la documentación y también por introducir el concepto de oclocracia, muy productivo para entender la situación de los partidos y organizaciones en España. Pero tengo una duda: no es posible que este «gobierno de los peores» se produzca precisamente por los «pequeños actos de dignidad» en los que muchos válidos dimiten de forma continuada, dejando en las posiciones de poder a los trepas y mangantes? No es precisamente eso lo que más les conviene?

    • El acto de dignidad de Roman de la Calle fue dimitir, pero no solo existe ese modo de luchar ante este tipo de abusos. Este tipo de gobiernos se forman por la sumisión y la aceptación, no sería posible con una ciudadanía crítica, exigente y luchadora que se niega a plegarse. Cada uno elegirá el modo en que hacerlo, la acumulación de estos pequeños actos y la unión de los ciudadanos que no se plieguen es lo que en modo alguno permitiría un tipo de régimen como el que hay en Valencia.

  2. ¿Cómo no arrimarse al oropel?
    Sustituir el oro con bronce bruñido, piritas, el oro de los tontos, … y ni una sola idea, solo consignas pero no en la estación.

  3. Cuando a una persona se le obliga a ir contra sus principios (si es que los tiene) y el código deontológico de su profesión, lo único que le queda es la dignidad de protestar, marcharse denunciando la manipulación y no seguir contribuyendo servilmente con su trabajo y esfuerzo a perpetuar la mentira y el sectarismo. Todo lo contrario de lo que han hecho la mayoría de los periodistas de Canal Nou, muchos de ellos paniaguados del PP y ahora tan sorprendidos por el cierre de una cadena zombi que llevaba décadas oliendo a muerto.
    Y el argumento que esgrimen los trabajadores ahora para explicar tantos años de seguidismo ha sido utilizado muchas (demasiadas diría yo) veces para justificar la inoperancia y el servilismo hacia el poder: yo no puedo hacer nada, por lo que sigo los dictados de mi jefe aunque estos sean antidemocráticos o hasta ilegales. Es lo que en el Ejército se llama obediencia debida. Y luego poco a poco se va cayendo por una pendiente de degradación moral que demasiadas veces acaba en una tragedia. Sólo hay que leer un poco de historia para ver adonde pueden llevar estas situaciones. Porque si todos los ciudadanos nos amoldamos servilmente al poder, pues al final podemos acabar en una dictadura, ya que desgraciadamente, las democracias no son rocas caídas del cielo sino que por el contrario son como las plantas hay que cuidarlas, mantenerlas y luchar por ellas día a día entre todos. http://diario-de-un-ateo.blogspot.com.es/2012/12/espana-cada-vez-mas-cerca-de-al-andalus.html

  4. totalmente de acuerdo.digamos que se necesita mucho valor para reaccionar y decir «no».por experiencia -no soy periodista-se que decir «no» te lleva a una travesia del desierto de los que muy pocos estas dispuestos a cruzar.en todo caso soy de los pocos que piensan que la dignidad no tiene precio y mantenerla es un tesoro.

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