El pasado domingo en el diario ABC Esteban González Pons escribió un decálogo sobre lo que es ser de derechas. El vicesecretario general del PP y diputado por Valencia hizo un verdadero ejercicio de marketing político dando las pautas de lo que un miembro del partido debe decir frente a la opinión pública sobre su ideología. A continuación pasamos a desgranar los puntos de su decálogo.
1. Situarse en el centro, aceptar que cada uno tiene su parte de razón, su porción de verdad política. La izquierda no es de centro porque siempre parece poseída por certezas incontestables.
Sin considerar que la derecha jamás puede estar en el centro, es como tirar un penalty al primer palo. La última frase expresa un nivel de tolerancia con las opiniones ajenas que no existe en la derecha española. La oposición en las calles es contestada con desprecio e insultos por parte de la derecha española. La apelación a la mayoría silenciosa para minusvalorar el impacto de las manifestaciones, la criminalización de los movimientos sociales como la PAH, la persecución de todo aquel que disiente del discurso único permitido sobre el proceso de paz del País Vasco. Las certezas incontestables son las que llevaron a Salvador Victoria a calificar las manifestaciones que se produjeron el 23 de febrero de 2013 como golpistas: «Pretenden saltarse los resultados de las urnas e imponer, bajo una apariencia de democracia, auténticas dictaduras»
2. Creer que la Historia está protagonizada por personas, dueñas de su destino, no por grupos o clases sociales.
El revisionismo histórico es uno de los preceptos fundamentales de la derecha española. Un intento de eludir la responsabilidad de los actos que esa ideología ha ocasionado en el devenir de nuestro país. La equiparación de la bandera republicana con la franquista y de los dos bandos de la guerra civil, el franquismo sociológico que tolera los crímenes del franquismo por el desarrollo económico que se produjo y el progreso de su clase, la derecha que olvida el origen franquista de su partido, el que protege a aquellos torturadores y trata de transmitir la idea de que los dramas de los últimos 70 años del siglo XX en España fueron provocados por personas, a las que no se juzga, y no por unas ideas de las que siguen sin renegar.
3.Sostener que la libertad individual y los derechos fundamentales constituyen el núcleo del contrato social. La condición innegociable para convivir.
La libertad individual de la derecha española se basa en pedir tolerancia para cualquier representación en la vida pública y privada de sus ideas. Lo cierto es que ser de derechas en España es plegarse a las ideas que los lobbies empresariales y católicos les imponen. Pretender negarle a la mujer el derecho del aborto, o prohibir que los ciudadanos se autoabastezcan de la energía solar son sólo dos casos en los que la libertad individual para la derecha debe estar sometida a los intereses de dios y el dinero.
4. Defender la igualdad de oportunidades con uñas y dientes. Sólo hay verdadera libertad donde todos tienen las mismas posibilidades de desarrollarse y crecer. Y apostar por la educación obligatoria y de calidad. Y eliminar toda discriminación por sexo, raza u origen social.
La derecha española todo lo contrario de lo que González Pons expresa en este punto. Es una derecha de clase, que busca segregar por renta, por origen, por sexo y por religión. Como buena derecha de clase considera que la posición social es la que debe determinar cuál es la posición a la que puedes aspirar, sus políticas están basadas en que esa segregación por clase social se mantenga para la permanencia de los privilegios de la clase burguesa o dominante. Por eso el ministro Wert ataca directamente a la política de becas, que es la herramienta primordial que permite a los hijos de los obreros desarrollarse y poder prosperar.
5. Mantener que la dignidad de cada ser humano exige secundar un sistema público y sostenible de pensiones, para tranquilidad de nuestros mayores. Y atención sanitaria universal, porque no hay enfermedades sino enfermos. Y también cobertura social suficiente para los que más ayuda necesitan.
La instauración de un sistema en el que cada uno deba valerse por sí mismo está en el “discurso histórico” de la derecha. En el que se instaure el individualismo y se relegue a la solidaridad para dejar paso a la caridad. La derecha de este país es la exclusión de la cobertura sanitaria a los inmigrantes irregulares. Es la inclusión del copago farmacéutico que afecta sobre todo a los pensionistas. Es la instauración del copago para las medicinas de dispensión hospitalaria a enfermos oncológicos y de hepatitis. Es la persecución de los excluidos que intentan sobrevivir pidiendo en las puertas de un supermercado o aparcando coches en las calles de Madrid.
6. Apostar por la democracia como único medio legítimo de alcanzar y ejercer el poder público. Democracia como el pan nuestro de cada día. Democracia de consensos y no de mayorías y minorías. Y rechazar las revoluciones porque, quien llega al poder por el terror, gobierna por el terror.
Democracia de consensos y no de mayorías y minorías. El gobierno con el mayor número de reales decretos de la historia de la democracia: en abril, ya sumaba 35. Como dijo Alfonso Alonso tras la negativa del Grupo Popular en el Congreso al debate sobre Bárcenas, se debe «al normal juego democrático de mayorías y minorías». El consenso del que habla Pons en su decálogo sólo sirve cuando la derecha está en la oposición.
7. Promover valores y principios como el esfuerzo, la austeridad, la superación personal.
La promoción del esfuerzo en la derecha de este país se limita a la inclusión del máximo número de familiares y miembros del partido sin preparación en puestos de libre designación y asesorías. Desde Baltar en la diputación de Orense a los 162 asesores de Ana Botella en Madrid. La austeridad es la que llevó a Madrid a convertirse en la ciudad más endeudada de España con 7.429 millones. La que hizo que se construyera un aeropuerto en Castellón y otro en Murcia que sirven para el anidamiento de aves autóctonas o el que ha tenido que dejar la ciudad de la cultura de Santiago a medio hacer después de invertir el triple de lo presupuestado.
8. Considerar que la libre iniciativa económica y el mercado libre, la competencia limpia sin intromisiones del poder público, crean riqueza y favorecen la prosperidad. Y condenar, al mismo tiempo, la explotación de trabajadores, la falta de condiciones laborales mínimas o impuestas.
Y si la libre iniciativa económica y el mercado libre merman los beneficios de las grandes empresas, los poderes públicos intervienen para que eso no ocurra. La implantación de un impuesto confiscatorio para los que se autoabastezcan de la energía solar al margen de las grandes corporaciones eléctricas es el perfecto ejemplo de que la libertad económica para la derecha debe ir sólo en una dirección. La derecha no sólo no es la condena de la explotación laboral sino que es la que permite y promueve con las leyes y su reforma laboral que los derechos de los trabajadores sean cada vez menores, fomentando la precariedad, la bajada de salarios, la imposibilidad de negociar en igualdad de condiciones con la patronal y por ende la sumisión del trabajador a los designios del patrón y el empresario.
9. No conformarse. Ni con el autoritarismo, ni con la pobreza, ni con el crimen, ni con el paro. Sentirse siempre interpelado por la cruda realidad y dar respuestas pragmáticas, pero responder.
La derecha española persigue y estigmatiza la pobreza y el paro. La reducción de las prestaciones por desempleo para incentivar la búsqueda de empleo insinuando que se está en el paro por decisión propia. Las declaraciones de María Pilar del Sol en las que decía que el subsidio por desempleo era usado para comprarse una tele de plasma.
O las palabras de Andrea Fabra, otra de las diputadas que cumplen con los valores de esfuerzo y superación personal de la derecha del punto 7, gritando “que se jodan” cuando el gobierno aprobó la reducción de la prestación por desempleo. La derecha es considerar una clase parasitaria la que por su situación social o coyuntural se ve abocada a la exclusión, al paro o la pobreza.
10. Hacer patria de la Constitución. De la reconciliación entre españoles. De la España plural pero unida, contraria a las rupturas.
La derecha que ahora quiere hacer patria de la Constitución fue uno de las grandes obstáculos para su aprobación. Alianza Popular se declaró en contra del proceso constituyente y, cuando éste se llevó a cabo, de Gonzalo Fernández de la Mora y Mon, Albero Jarabo Payá, José Martínez Emperador, Pedro de Mendizábal y Uriarte y Federico Silva Muñoz y se abstuvieron Licinio de la Fuente y de la Fu votaron en contra de la Constitución ente, Alvaro de Lapuerta y Quintero y Modesto Piñeiro Ceballos, de los 16 diputados de Alianza Popular siete no hicieron patria de la Constitución.
La derecha es la que niega la modificación de la Constitución para que Cataluña pueda decidir su futuro libremente pero la modifica con agosticidad y alevosía junto al PSOE para que el pago de la deuda esté por encima de la prestación de servicios sociales como la Sanidad o la Educación.