Opinión

Es hora de poner fin a la epidemia de abusos sexuales en las fuerzas armadas

La campaña para poner fin al abuso sexual en las fuerzas armadas de EEUU atrajo la atención de la bancada femenina del Congreso norteamericano

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Comentarios
  1. En mis tiempos de soldado, 1951 en Larache; teníamos que salir a follar pagando una peseta cincuenta fuera del cuartel a casa de Paqui la Milagrosa, situada cerca de los cuarteles de Regulares de Caballería y de la Legión, porque en el cuartel las únicas hembras que había eran yeguas y la mayoría de los soldados, con muy mala leche combativa desde luego, eran muy bajitos.
    Antes de salir nos entregaban en la enfermería un tubito de pomada amarilla elaborada con grasa de caballo y azufre que debíamos aplicarnos para que el pene no se nos quedara hecho una pena.
    No estoy haciendo un comentario machista porque cada cual puede opinar sobre qué hacen las mujeres en el Ejército y a mi me parece que deben ser respetadas como soldados que son. Lo que hago es traer aquí una crónica de cómo era la milicia hace mas de medio siglo, cuando en una escaramuza se te acababa la munición y tenías que resolver la situación a patadas en los cojones al enemigo.

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