Economía

Nestlé se ‘deslocaliza’ en un paraíso fiscal para pagar menos impuestos

La filial española facturó más de 2.000 millones de euros, pero la multinacional ha decidido trasladar la tesorería a Luxemburgo, en una maniobra societaria que otras grandes empresas también practican, debilitando la recaudación tributaria

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Comentarios
  1. Sólo un par de preguntas. Si mi empresa, con sede social Barcelona, contrata un gestor que viva en Madrid para que lleve la contabilidad y tramite los pagos y los cobros a través de la sucursal de la Caixa que tengo en la esquina de mi sede social en Barcelona, ¿estoy sometiendo a expolio a Catalunya ? ¿Estoy defraudando a la Generalitat? ¿Estoy evadiendo impuestos?.

    Bayer, otra multinacional, tiene su centro contable para sus operaciones a nivel mundial en Cornella. ¿Está pagando Bayer más impuestos en Cataluña por tener a sus contables viviendo en la cálida Barcelona en vez de la fría Dublin? ¿Es Cornella un paraiso fiscal y ni El Follonero se ha dado cuenta?

  2. En línea con los comentarios anteriores, hay que plantearse el consumo de productos «hechos en casa» como yogures, pan etc, y empezar a privar a éstas corporaciones del dinero y el poder que utilizan contra nosotros. Consumo crítico, moderado y ético.

  3. Gracias por la información.
    Este consumidor y su familia (cinco personas) dejamos ipso-facto de consumir productos Nestle.
    Ya nos dimos de baja de Movistar por su política de despido de trabajadores a pesar de sus beneficios.
    No basta con que nos lamentemos. Hay que mandar un mensaje alto y claro a las empresas.
    El mensaje claro: ¡NO A LAS POLÍTICAS DE DESLOCALIZACIÓN! ¡NO AL MALTRATO A LOS TRABAJADORES!
    Lo alto del mensaje depende de cuantos tomemos alguna medida en el mismo sentido. Yo les animo a todos.
    Saludos.

    • Totalmente de acuerdo con Alejandro,
      Cada vez es más larga la lista de transacionales que realizan chanchullos fiscales o laborales legales, a las que deberíamos dejar de dar dinero. Cada vez es más claro que el consumo crítico (de proximidad, ecológico de pequeñas empresas y/o cooperativas… en fin, con criterios sociales y ambientales) es una herramienta de lucha donde más les duele.

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