Un diputado más o menos. 38 escaños, ese es el número con el que sueña todas las noches el candidato popular, Alberto Núñez Feijóo. Todo lo que sea no llegar a esa cifra sería un pequeño fracaso para el PP ya que, presumiblemente, perderían la Xunta.
Esta es la primera vez que la derecha en Galicia se presenta dividida. Muerto Fraga, y con un PP en horas bajas a causa de los recortes, distintas facciones de la derecha han decidido dar el paso para intertar ser la llave en un hipotético nuevo gobierno.
UPyD, Compromiso por Galicia y Sociedad Civil y Democracia; pueden tener la clave del próximo presidente gallego. Pero no como ellos querrían. Todo parece indicar que, si bien ninguno de los tres obtendrá el mínimo requerido para lograr un diputado, sí puede darse un trasvase de votos de las filas populares a estas nuevas formaciones. Los tres grupos aspiraban a conseguir un diputado que tuviese la llave de la Xunta para Feijóo, pero las encuestas los sitúan bastante lejos de conseguirlo.
En cambio, esta inédita división en la derecha gallega puede ser aprovechada por un futuro tripartito nacionalista y de izquierdas que encabezaría el PSdG. Liderados por Pachi Vázquez, los socialistas han basado su campaña en la crisis económica y los ataques a los recortes de Feijóo. Mientras tanto, el líder popular lanzaba el discurso de la “estabilidad” frente a la “incertidumbre” que tanto cala en el electorado conservador. La diferencia entre populares y socialistas sería de unos 18 escaños, según la mayoría de las encuestas.
El Bloque Nacionalista Galego, por su parte, espera aprovechar el debate estatal sobre el modelo de estado para pedir más autogobierno para Galicia. Estas elecciones serán un plebiscito para la coalición, tras el abandono de la formación de alguno de sus miembros más históricos el pasado mes de febrero. Las encuestas no auguran un descalabro ya que les dan entre 10 y los 12 escaños que tienen ahora.
Uno de esos miembros que abandonó el BNG fue Xosé Manuel Beiras. El político fundó Anova, partido que se presenta en coalición con Esquerda Unida bajo el nombre de Alternativa Galega de Esquerda. El resultado electoral de esta formación es todo un misterio, aunque su peso se plantea como decisivo para un futuro gobierno de izquierdas. Las encuestas más optimistas le dan entre 5 y 7 escaños, algo que haría perder la mayoría absoluta a Feijóo.
Campaña electoral
Pemex, la empresa mexicana que, según el gobierno de Feijóo habría firmado un gran acuerdo con los astilleros gallegos, bajo la mediación de la Xunta, ha sido la estrella de la campaña electoral. Los populares se apresuraron a vender el asunto como un éxito para apaciguar las protestas del sector naval.
Por su parte, el nuevo gobierno mexicano de Enrique Peña Nieto ni confirmaba ni desmentía, haciendo un doble juego, mientras la oposición pedía insistentemente que el candidato popular enseñase los contratos. Al cierre de la campaña los contratos no se han hecho públicos (el PP apela a la confidencialidad de los mismos) y nada se sabe del futuro de los astilleros gallegos.
Otro asunto que marcó el inicio de la campaña, aunque pronto se desinfló, fue el llamado Caso Pokemon, un presunto caso de corrupción que salpicaba a los tres grandes partidos. También en plena campaña electoral se conoció que la Audiencia Nacional ordenaba el embargo de cinco fincas de Mario Conde en Sevilla, en ejecución de la condena que le fue impuesta hace más de diez años.
Tanto el exbanquero como el Partido Socialista gallego vinculaban estas decisiones judiciales con el deseo del PP de enturbiar la campaña electoral y hacer daño a sus rivales con el apoyo de la justicia.
En cambio, otro juicio, el del Prestige, no ha llenado de chapapote la campaña electoral. Pese a que esta misma semana comenzaba la vista, no ha dejado ninguna impronta en la lucha por conseguir votos. Solo una pequeña manifestación de la plataforma Nunca Mais, a la puerta de los juzgados, enturbió la placidez de la disputa por el voto.
De hecho, la misma campaña se ha desarrollado con un perfil más bien bajo. Únicamente Xosé Manuel Beiras ha creado algo de polémica al asegurar durante un mitin que “Feijóo está matando más gente que ningún grupo terrorista en España”.
El domingo, el diputado 38 marcará el futuro de los gallegos para los próximos cuatro años. Si el PP logra mayoría absoluta gobernará, sino, empezarán los contactos para un frente amplio en forma de tripartito. El diputado 38 es la clave.
