Sociedad

Seis años sin respuestas sobre el accidente de metro más grave de España

La causa oficial de exceso de velocidad atribuida al accidente del metro de Valencia de 2006 obvia los interrogantes sobre posibles fallos de seguridad. El libro de averías del tren desapareció misteriosamente.

Comentarios
    • La acepción jueza está aceptada desde hace tiempo por la RAE. Le copio la entrada de la Academia:
      Jueza.
      1. f. Mujer que desempeña el cargo de juez.
      2. f. coloq. p. us. Mujer del juez.
      Le sugiero que, en el futuro, antes de recomendar a los demás que aprendan a escribir, tenga en cuenta que la elección de un término u otro a veces obedece a una elección premeditada tendente a fomentar la igualdad de género en el lenguaje (por ello, en nuestro libro de estilo hemos optado por «la jueza»)
      Gracias
      Redacción de MásPúblico

  1. La culpa es de la operadora encargada de gestionar el metro. Es inadmisible que un sistema de metro no tenga un sistema de protección por sobrevelocidad.
    Supongo que el gobierno valenciano tendrá en muy alta estima a los directivos de la operadora y por esto todos se han ido de rositas, no le deis más vueltas.
    Por cierto, CUALQUIER repercusión de accidente ferroviario en países desarrollados, será minimizada al máximo posible desde los estamentos políticos. A las pruebas me remito:

    2011: http://www.rtve.es/noticias/20110927/choque-dos-trenes-del-metro-shanghai-deja-menos-200-heridos/464472.shtml

    2011: http://internacional.elpais.com/internacional/2011/07/28/actualidad/1311804008_850215.html

    2010: http://internacional.elpais.com/internacional/2010/02/15/actualidad/1266188406_850215.html

    Y más: http://accidentesferroviariosenelmundo.blogspot.fr/2012/03/accidentes-ferroviarios-en-europa-en.html

    Aunque sigue muriendo muchísima más gente en accidentes aéreos…

  2. Yo sigo perplejo, a pesar de los años que han pasado, de cómo semejante tragedia pasó como una mera anécdota. Hubo poca información, pocas imágenes, vino el Papa y a otra cosa.
    Además esto nos deja muy mal: reaccionamos no según la importancia de la noticia, sino de la atención que le prestan los «medios de comunicación».
    Todo penoso, muy penoso.

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