Una “fábrica industrial de cerdos”. Eso es España según Datadista. El medio publicó a finales de octubre del pasado año una de las mayores investigaciones periodísticas sobre la industria porcina española. En ella analizó a qué tipo de empresas van a parar los fondos de la Política Agraria Común y mostró que este sector poco tiene que ver con la imagen familiar y bucólica que suelen vender los anuncios en televisión.
Antonio Delgado, coautor del especial junto a la periodista Ana Tudela, responde a las preguntas de lamarea.com tras la polémica surgida por las declaraciones falseadas del ministro de Consumo, Alberto Garzón, tras la entrevista publicada en el diario británico The Guardian.
La primera pregunta está relacionada con los datos utilizados en el especial de Datadista. ¿Cómo valora la transparencia y los datos públicos y abiertos disponibles para hacer su investigación?
Uno de los principales problemas de los datos es que por ejemplo el REGA [Registro general de explotaciones ganaderas] está disponible en Internet pero no es una base de datos donde se puedan hacer búsquedas masivas. Si no conoces el código de la explotación que buscas, es complicado. Así, es difícil saber cuántas explotaciones agrarias y ganaderas hay en España y el conocimiento sobre el número de animales o el tipo. Si conoces el código, sí, tienes toda esta información.
La información está, pero es muy complicado llegar a ella, es poco utilizable. Dicen que es por la protección de datos pero yo creo que es una falta de transparencia. Por ejemplo, no podemos conocer dónde están todas las instalaciones ganaderas en España en función de los animales. Eso no está disponible, no puedes saber dónde están.
Por otro lado, el Real Decreto que regula este tipo de explotaciones establece una serie de requisitos según el tamaño de las mismas. Las de Grupo 2 y 3, las que nosotros consideramos macrogranjas, necesitan una declaración de impacto ambiental donde tienen que explicar cómo van a ser las condiciones de la explotación. Estas declaraciones las gestionan las comunidades autónomas y tienen que estar publicadas en los boletines oficiales de las mismas. Algunas tienen buscadores, otras no tienen nada, otras te dan un pdf… cada una tiene una forma, y algunas son más transparentes y otras menos.
Además, en el caso de porcino, necesitan darse de alta en el PRTR [Registro Estatal de Emisiones y Fuentes Contaminantes] porque son unas industrias que generan contaminación en el suelo, en el agua o en la atmósfera. Al tener que comunicar esta información, y al haber un registro estatal, podemos conocer cuáles son, por ejemplo, las más contaminantes. Es lo que hemos hecho en Datadista: un mapa sobre las emisiones de metano y amoniaco de estas macrogranjas. Es un servicio público que está permitiendo a mucha gente conocer cosas que no se sabían.
Con estos datos, ¿cuál es la conclusión? ¿España es un país en intensivo o en extensivo?
España es un país de intensivo. Si es por número de explotaciones, había 88.437 explotaciones de porcino, de las cuales el 77% son de ganadería intensiva. Y una de las cosas que decíamos es que la mayoría de las explotaciones de porcino intensivas están en un modelo de integración: una gran empresa le da los animales, los piensos y los veterinarios al ganadero, que lo que tiene que hacer es que no se muera para cobrar.
Otra cosa interesante es que aunque tú digas que una macrogranja tiene 2.000 plazas, la verdad es que a lo largo del año son capaces de hacer hasta tres ciclos completos; es decir, cada 120 días mandan a los animales al matadero, paran una semana para limpiar, y vuelven a empezar. A lo largo del año, pueden pasar hasta 6.000 animales por una granja de 2.000 plazas.
La publicidad nos ha llevado a asociar la industria cárnica, sobre todo la porcina, con empresas y granjas familiares. ¿Es así?
Para nada. En nuestro mapa mostramos el peculiar caso de Extremadura, donde el número de explotaciones en extensivo son mayores que las de intensivo. No tiene nada que ver con lo que pasa en Aragón o en Catalunya. Mostrar imágenes de cerdos ibéricos comiendo bellotas en Extremadura es algo real, sí, pero no es eso lo que el ciudadano de a pie encuentra en la estantería del supermercado.
Estuvimos en una macrogranja y el dueño nos decía que si queremos carne de cerdo a precio económico, o sale de ahí o es imposible. La gente quiere carne barata y esa es la opción.
Los ganaderos, en el modelo de integración, trabajan para grandes empresas. En el caso de macrogranjas de cerdos de engorde, el nivel de automatización de todo el proceso es tan avanzado que solo se necesitan una o dos personas. No generan empleo importante en la zona y en la España vaciada una macrogranja es incompatible con el turismo. Por muchos recursos turísticos que tengas, las macrogranjas no lo hacen viable. Nadie quiere ir a un sitio que apesta, con moscas.
Dedican en su trabajo un importante apartado a la Política Agraria Común (PAC). ¿Qué papel han jugado estos fondos a la hora de modelar el sistema de producción ganadera en España?
Si tú quieres vivir de criar cerdos en intensivo, o vas al modelo de integración con grandes empresas o estás muerto. No puedes competir con ellas y con sus márgenes. Ellas lo hacen todo y por eso pueden recortar costes. Una de las causas por las que en los últimos años hay un mayor número de granjas y muchas comunidades autónomas han incidido es por China, por la peste porcina. España se ha convertido en uno de los principales exportadores. ¿Qué va a pasar cuando dentro de unos años China recupere su cabaña porcina? Ahora mismo hay una burbuja y esto nos va a traer problemas, porque aquí van a sobrar empresas el día que China deje de comprarnos.
El tema de la PAC es que el sector porcino, las ayuda que recibe, son para el almacenamiento cuando se han caído los precios. Aquí entran mataderos, empresas cárnicas… pero no reciben ayudas por el intensivo. Lo que ocurre es que como las grandes empresas acaparan la cadena de valor entera y tienen terrenos, por ejemplo, consiguen ayudas de la PAC por el resto de actividades. Hemos publicado que las principales empresas porcinas han recibido más de 20 millones de euros de la PAC asociadas a algunas de sus actividades empresariales, prácticas beneficiosas para el clima y medioambiente, etcétera. O sea, la PAC como tal no favorece el modelo intensivo, pero sí son las grandes empresas las que pueden conseguir ayudas por otros motivos y se favorece su modelo que ya es más que rentable.
Lo que sí estamos viendo con el tema de la PAC es que cada vez hay menos empresas familiares y cada vez más fondos de inversión que lo que buscan es rentabilidad.
Desde el punto de vista informativo, ¿cree que esta polémica generada en torno a las declaraciones falseadas del ministro Alberto Garzón se ha abordado de manera correcta?
A nosotros nos ha pasado como cuando hicimos la investigación sobre el Mar Menor: identificamos un problema y hemos dedicado muchos meses y recursos a hacerlo. Lo que nosotros vimos es que este es un tema de preocupación no solo en España, sino a nivel europeo. A raíz de las declaraciones de Garzón en The Guardian, lo que ha pasado es que se ha generado un debate social independientemente de las connotaciones políticas del caso, y se está abordando el tipo de modelo que queremos para el futuro.
Y eso está bien. Porque nos podemos encontrar con que la burbuja inmobiliaria de 2008 la veamos ahora en el sector porcino, igual que en otros sectores de la agricultura intensiva como el olivar o el aguacate.
El problema de todo esto es que nada es ilegal. Tenemos que plantear si este es el modelo que queremos. Y como periodistas, en nuestro caso, lo que hemos hecho ha sido poner una situación real sobre la mesa para generar el debate. Lo hemos dado a conocer y ya está.
Puedes acceder a la investigación completa de Datadista aquí.