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La impunidad de los crímenes en la Transición llega al Parlamento Europeo

Familiares de víctimas, encabezadas por el caso de Manuel José García Caparrós, denuncian la falta de justicia, reparación y verdad 40 años después.

Comentarios
  1. Los que dicen que no se deben remover las heridas:
    Suma y sigue: La Iglesia proclama beatos en Barcelona a 16 nuevos mártires de la Guerra Civil Española.
    Por otro lado estas ratas impostoras que se han autoproclamado representantes de Jesús, revolucionario anarco/comunista, no pierden el tiempo, no:
    El mapa de las inmatriculaciones: la Iglesia se apropia de templos, ermitas, fortalezas, murallas, frontones y quioscos…
    https://laicismo.org/el-mapa-de-las-inmatriculaciones-la-iglesia-se-apropia-de-templos-ermitas-fortalezas-murallas-frontones-y-quioscos/

    • Y por si fuera poco, su adoctrinamiento en las escuelas se lo pagamos el pueblo. El mismo pueblo adoctrinado, porque ésto ya viene desde el golpe del 36.
      Fascistas, religión católica, oligarquía caciquil, siempre juntos, en los golpes de estado, en la vida y en el más allá. Ni muerte los separa.

      El curso pasado el Ministerio de Educación pagó el sueldo de 2.892 profesores de Religión. Estos docentes impartieron 67.907 horas de estas materia en el periodo escolar 2017/18. El Ejecutivo nacional tiene competencias para contratar a estos maestros que imparten formación de confesiones católica, evangélica e islámica en centros públicos de educación Infantil y Primaria en Andalucía, Aragón, Cantabria, Canarias, así como de todos los niveles educativos de Ceuta y Melilla.

      En estas comunidades autónomas es el Gobierno central quien les abona directamente las retribuciones salariales a estos trabajadores. En el resto de regiones, estas competencias están transferidas y los sueldos son abonados por los ejecutivos autonómicos….
      (Laicismo)

  2. La «transición» no fue pacífica, como nos venden todos los días los medios de propaganda del régimen que de ella surgió: la violencia del estado declaró una guerra sangrienta contra todo lo que se oponía a la continuidad de la dictadura con maquillaje democrático. El número de víctimas de esa violencia del estado, por medios policiales, parapoliciales y, por supuesto, legales (la justicia siempre estuvo al servicio de la pervivencia, sin solución de continuidad, del franquismo), fue muy alto, variando las cifras según los estudios.

    “La Transición no es el cuento de hadas que nos cuentan. Cada vez que había una fecha decisiva para el cambio político se recrudecía la violencia política en la calle. El objetivo era que la calle no fuera de izquierdas, así como controlar el proceso sin tocar a los franquistas ni los grandes capitalistas. Se pretendía desestabilizar y frenar el proceso democrático”, analiza Mariano Sánchez, autor de la obra La Transición Sangrienta.

    Los datos que aporta Mariano Sánchez en su obra son demoledores. Entre 1975 y 1983, se produjeron 591 muertes por violencia política, como consecuencia de la imposición de un régimen continuista que pretendía perpetuar la Una, Grande y Libre del Movimiento Nacional sin preguntar ni negociar con los trabajadores ni los pueblos.

    Según La Transición Sangrienta, nada menos que 188 de los asesinados, los menos investigados, entran dentro de lo que el autor denomina «violencia política de origen institucional». Es decir, los asesinatos “desplegados para mantener el orden establecido, los organizados, alentados o instrumentalizados por las instituciones del Estado”.

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