Nos queremos vivas

El lunes el CIS publicaba una encuesta escalofriante que no ha sido portada de todos los periódicos. En ella dice que 2.5 millones de mujeres están sufriendo violencia en el Estado Español. De ellas casi el 70% no denuncia, por miedo a las represalias, por vergüenza, por lo que sea. Que recaiga todo el peso de la situación la violencia machista sobre las propias víctimas, en su decisión de denunciar o no invisibiliza al maltratador, al violento, al machista, al asesino. ¿Se imaginan una campaña de tráfico en la que recaiga la culpa en los peatones de que les atropellen conductores con exceso de velocidad?

El ministro Alonso, en una rueda de prensa, nos contó dato por dato, la realidad que ya conocemos: que existe violencia económica estructural al no tener acceso al trabajo remunerado, entre otras razones porque este sistema invisibiliza el trabajo reproductivo. Y si el 95% de las personas que han dejado de buscar empleo son mujeres que se van a dedicar a cuidadar a otras personas o criaturas, ¿cómo vamos a tener acceso a los derechos sociales derivados del mercado laboral, si somos invisibilizadas por el mismo? El acceso al empleo o no, no es el único factor que influye en que seamos sometidas la violencia, también el miedo a que nuestras criaturas se encuentren desamparadas o a perderlas en la custodia, y a una educación emocional que nos exige amar y cuidar por encima de nosotras mismas. Todas estas cuestiones nos arrastra al sometimiento a la violencia, que las hemos vivido muchas y no tienen que ver con nuestro estatus social, raza, religión.

El factor verdaderamente determinante es encontrarse con alguien que ejerce violencia física y/o psicológica a quien dice amar, con alguien capaz de destruir la vida cotidiana y la vida misma de su pareja o expareja en nombre del amor. Dejemos de pensar que son enfermos excepcionales, no son excepciones sino hijos legítimos de nuestro sistema machista. La jornada del lunes fue la máxima representación del terror, asesinaron a 5 mujeres y 2 criaturas, y sigue sin cambiar nada. Y el único motivo es ser mujeres. Somos asesinadas se haya puesto o no una denuncia, seamos pobres o de clase alta, negras, blancas…. Somos asesinadas porque a esta sociedad poco le importa que sean asesinadas las mujeres, no hay ninguna responsabilidad para las instituciones, ni se exige a los hombres que se rebelen contra su machismo, ni siquiera la gran mayoría de ellos muestra públicamente su rechazo al machismo violento.

Nos queremos vivas, y con alegría, por eso vamos a seguir exigiendo medidas de prevención en escuelas e institutos, actividades de autodefensa feminista, formación en materia de violencia en todos los dispositivos de atención a mujeres sobrevivientes (desde centros de salud hasta juzgados), medidas de protección que les permita autonomía real a las mujeres. Exigimos responsabilidades a las instituciones que están incumpliendo todas estas medidas para revertir la marcha de la violencia machista. Exigimos ya una política activa y real contra la violencia machista que integre la atención a todo tipo de violencias, que responda de manera integral a la prevención, la autoprotección y la protección institucional.

Este miércoles 1 de abril estaremos en la plaza de Callao gritando por todas las silenciadas. Nos quieren calladas, nos quieren invisibles, pero nos tendrán en la calle y en las instituciones, reivindicando. ¡¡¡SI NOS TOCAN A UNA, NOS TOCAN A TODAS!!!

Ganemos Feminismos