El pasado 20 de abril, la presidenta del Partido Popular de Madrid, Esperanza Aguirre, dio un pregón taurino en la Real Maestranza de Caballería de Sevilla. Para desentrañar el pensamiento subyacente a cierta derecha española, supuestamente liberal y moderada, analizamos las connotaciones filosóficas, antropológicas e ideológicas de algunos fragmentos de su discurso. Veremos cómo el bastidor moral y de preconcepciones sobre el que se mueve el pensamiento de Aguirre es común a la tradición reaccionaria, nacionalista y dogmática. Lo más grave es que esas connotaciones, rodeadas de gracejo, se inoculan como un caballo de Troya en el oyente y acaban siendo percibidas como normales.
Numero los párrafos extraídos del discurso de Aguirre y luego añado las claves conceptuales en las que se mueve cada párrafo.
1. “Como luego intentaré explicarles, la sangre Aguirre que corre por mis venas ha demostrado con creces ser una sangre valiente y torera”.
Claves: Apelación a un determinismo de la sangre, como si nuestros ancestros determinaran nuestra conducta y actitud independientemente de nuestra educación u oportunidades vitales. Etnicismo.
2. “Lo que me da valor para salir hoy al ruedo a lidiar un asunto tan trascendente y de tanta enjundia como es el de Sevilla y los Toros es, precisamente, mi fe en que aquí el público viene henchido de esa benevolencia y de esa caridad cristiana que sale depurada por la penitencia de la Semana Santa, que hoy termina, e inflamado por la alegría de la Resurrección, que hoy celebramos”.
Claves: Presunción de que el auditorio y el público taurino, por extensión, es creyente y cristiano. Exclusión de quienes no caigan en esas categorías.
3. “Al citar a la Real Maestranza me viene a la memoria algo a lo que ya hice referencia en mi faena de hace unas semanas en Westminster. Allí les enumeraba a los ingleses algunas de las cosas que admiro de ellos, y que echo de menos en España. Una de ellas, les decía, era su respeto por las tradiciones. Un respeto que hace que casi todas las Instituciones británicas sean centenarias. En España, creo que desgraciadamente, no somos tan respetuosos con las tradiciones”.
Claves: Exaltación del tradicionalismo. Basta que algo sea centenario, como los toros, para que sea respetable.
4. “Sí, es verdad. Me gustan los Toros, así, con mayúscula, como hay que escribirlo cuando se trata de denominar a la Fiesta Nacional de España por antonomasia. (…) Pero, sobre todo, me gustan los Toros, con mayúscula, los Toros como Fiesta. Como Fiesta que cada vez es más universal, pero que es nuestra Fiesta más española. Explicar por qué me gustan las corridas de toros es una empresa racionalmente imposible. Porque se trata de explicar una emoción. Y una emoción se siente o no se siente, pero se explica siempre mal. Explicar esa emoción es imposible y, además, bastante inútil. (…) Sólo el que la siente podrá comprenderme y le pasará como a mí, que le resultará imposible explicarla”.
Claves: Irracionalismo, nacionalismo. Exclusión del concepto de ‘lo español’ de los ciudadanos que no sientan esa emoción. Intuicionismo, del mismo tipo que utilizan los relativistas, comunitaristas y nacionalistas: “Si no lo sientes no lo puedes entender”. Bloqueo de cualquier posibilidad de negociación, diálogo o ‘traducción’ entre cosmovisiones, en sentido antropológico.
5. “Y es que mi tío había pasado bastantes ratos en el patio de la casa de General Mola, que todos los aficionados madrileños veneraban como santuario de la dinastía de los Bienvenida…”.
Claves: Guiño al franquismo. Es la calle Príncipe de Vergara. El nombre de ‘General Mola’, uno de los líderes de la rebelión franquista, no lo usa nadie desde 1981. Nadie, menos Esperanza Aguirre.
6: “Comprenderán que, con estos antecedentes, querer y admirar la Fiesta de los Toros es, en mi caso, algo natural, algo que he recibido junto a los valores esenciales que me transmitieron en mi familia. El amor a los Toros me lo transmitieron en mi familia después del cristianismo y del amor a la Patria, que son los valores esenciales que aprendí en mi casa. Por eso también comprenderán que, después, a lo largo de toda mi vida política, siempre haya procurado defender y fomentar nuestra Fiesta Nacional por antonomasia”.
Claves: Esencialismo, equiparación de los Toros al amor a Dios y a la Patria, todo ello como condición necesaria para ser español. Apropiación del concepto de ‘lo español’.
7: “Una liberal como yo, sabe que para que algo sea un bien cultural no es necesario que el Estado lo declare así. Y los Toros son una manifestación cultural de primer orden por derecho propio, sin que sea necesario que ningún gobierno lo tenga que declarar”.
Claves: Ojo, una ‘liberal’ que cae en el determinismo de la sangre, el esencialismo, el etnicismo y la identificación de nacionalidad y religión.
8: “Pero lo peor son esos otros antitaurinos que lo son esencialmente por ser antiespañoles. Que lo son porque saben muy bien que los Toros simbolizan mejor que nada la esencia misma de nuestro ser español. Y, por tanto, en su afán por acabar con España, buscan desprestigiar y, si pueden, prohibir los Toros por decreto. Por eso, y sólo por eso, los españoles que quieren dejar de serlo luchan contra la Fiesta”.
Claves: De nuevo esencialismo. Creencia en que existe un “ser español” con características inmutables. Identificación de lo taurino con ‘lo español,’ excluyendo de lo español a lo antitaurino. Patrimonialización del concepto de ‘lo español’. Aguirre obvia que el concepto de identidad es dinámico o, como dijo Montaigne: “Mi manera de ser podría ser otra mañana si un nuevo aprendizaje me hiciera cambiar».
9: “Afrontar el peligro, el riesgo de morir, con el afán artístico, con la apostura y con la valentía con que lo afrontan los toreros, es un motivo para que los admiremos y para hacernos pensar en la importancia trascendental que en la vida tiene ser valiente. (…). El valor de los toreros está, además, en saber que todo lo que hagan ante el toro lo tienen que hacer conforme a unos cánones y según una tradición que no pueden traicionar. Y el público les va a juzgar por ello. Para eso, para someterse al criterio del respetable público que les va juzgar comparándolos con los cánones que han ido creando y estableciendo las grandes figuras del toreo, también hay que tener un valor impresionante. El que tienen los toreros, que es, para los españoles desde hace siglos, el valor por antonomasia, esa virtud personal y cívica que tanto echamos en falta en nuestros días”.
Claves: Identificación de la valentía con la temeridad de ponerse en riesgo de muerte. Exaltación del héroe instantáneo, como militares, caudillos, terroristas, guerrilleros… Ese carácter de la temeridad como el valor ‘español’ por antonomasia de nuevo excluye ‘méritos’ menos ‘españoles’ y más invisibles: la paciencia, la prudencia, el estudio, el trabajo, los esfuerzos a largo plazo, etcétera.
10. “Si hoy es importante ponderar, como he hecho en este Pregón, el valor, la valentía, tampoco está de más reivindicar la buena educación. Materia en la que hasta el sevillano más humilde podría ser catedrático”.
Claves: Demagogia, paternalismo, populismo.