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El Gobierno elude hablar del Valle de los Caídos para no abrir “heridas innecesarias”

La Ley de Memoria Histórica insta al ejecutivo a convertir el monumento en un lugar para honrar la memoria de todas las personas fallecidas a consecuencia de la Guerra Civil

Comentarios
  1. Qué se puede esperar que digan y que hagan los que están en el poder si son los mismos. Si son los herederos ideológicos de aquel siniestro régimen.
    Intentan tener la historia secuestrada para que todo quede como ellos la han presentado.
    ¿Transición? Por favor: si en la sombra siempre han gobernado ellos.
    Para pasar página primero hay que leerla.
    No es venganza, eso ya corrió bien de su parte, es justicia a la verdad como primera medida para empezar a curar las heridas cerradas en falso.
    Hay una gran mancha en la historia de este país que se tendrá que limpiar. Será nenesario si queremos un país de ciudadanos más éticos.
    De aquellos barros tenemos estos lodos

  2. «No voy a terminar este artículo invocando la reconciliación, pues la Transición no se basó en la reparación del dolor de las víctimas, sino en la absolución de los verdugos. De hecho, la Reforma de la dictadura fue diseñada por criminales tan abyectos como Manuel Fraga, Rodolfo Martín Villa y José María de Areilza. Martín Villa ocultó y destruyó documentos para enterrar los crímenes del franquismo y organizó la guerra sucia contra anarquistas e independentistas vascos, catalanes y canarios desde su cargo de Ministro de la Gobernación entre 1976 y 1979. Entre sus hazañas, hay que mencionar el caso Scala (un atentado atribuido a la CNT que causó la muerte de cuatro trabajadores), el intento de asesinato del líder independentista canario Antonio Cubillo, el ametrallamiento de Juan José Etxabe, dirigente histórico de ETA, y su esposa Rosario Arregui (que murió a consecuencia de once balazos), y el asesinato de José Miguel Beñaran Ordeñana, “Argala”. Ahora es un empresario de éxito, que se emociona hablando de su papel en la Transición. Vive tranquilamente y nadie ha planteado su enjuiciamiento. Su ejemplo es una muestra elocuente de la impunidad de los verdugos, que siguen escribiendo la historia, mientras demonizan a los que se atrevieron a resistir contra las miserias de la dictadura y de una falsa normalización democrática. No se ha hecho justicia. Por eso, es absurdo hablar de reconciliación, pues nadie ha pedido perdón ni se ha reparado el daño causado.»
    http://rafaelnarbona.es/?p=3711

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