"Cualquier versión de los hechos, aunque incluya microchips satánicos, o abortivos (lo mismo da), es más verosímil que lo que pueda salir de la boca del presidente. Los villanos, originariamente habitantes de las villas y malvados últimos de la ficción, carecen de derechos inscritos en las Leyes Fundamentales de nuestra narrativa contemporánea", escriben los sociólogos Andrés Villena. y Alejandro Romero